¡Oh! ¡Bien haya el brasero
lleno de pedrería!
Topacios y carbunclos,
rubíes y amatistas
en la ancha copa etrusca
repleta de ceniza.
Los lechos abrigados,
las almohadas mullidas,
las pieles de Astrakán, ¡los besos cálidos
que dan las bocas húmedas y tibias!
¡Oh, viejo Invierno, salve!Puesto que traes con las nieves frígidas
el amor embriagante
y el vino del placer en tu mochila.