De la apacible estancia
En la extensión trranquila,
vertería la lámpara reflejos
de luces opalinas.Dentro, el amor que abrasa;
fuera, la noche fría,
el golpe de la lluvia en los cristales,
y el vendedor que grita
su monótona y triste melopea
a las glaciales brisas;
dentro, la ronda de mis mil delirios,
las canciones de notas cristalinas,
unas manos que toquen mis cabellos,
un aliento que roce mis mejillas,
un perfume de amor, mil conmociones,
mil ardientes caricias;
ella y yo; los dos juntos,los dos solos;
la amada y el amado, ¡oh Poesía!,
los besos de sus labios,
la música triunfante de mis rimas,
y en la negra y cercana chimenea
el tueco brillador que estalla en chispas.