Abismo

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Antes de la noche del 4 de junio, hubo ocurrido ciertos acontecimientos que vale la pena recordar.

Tales anécdotas parten de un lugar en específico, la academia. O como la suelo llamar "La Universidad de Papel".

Las cosas se tornan complicadas cuando te vas a vivir completamente sólo, en una ciudad que no conoces, y además empiezas un carrera de gran esfuerzo en la Universidad.

Es curioso que al ser una persona con carácter asocial, te adaptes fácilmente a un entorno al cual no estás del todo acostumbrado. Poco a poco vas conociendo gente y habituándote al ritmo de vida de la ciudad. Pero como hube mencionado antes, en una Universidad como esta es común encontrarte con individuos de papel, al parecer todos ellos cortados con la misma tijera, llamando meramente la atención aquellos otros individuos excepcionales, que al fin son vistos con cierta perspectiva de despección, sólo por ser diferentes del resto, por no estar al margen ni mucho menos regirse por un régimen, un poderoso sistema que nos domina, nos vigila y es dueño de nuestras vidas; que al ser indiferente ante ellos abandonamos nuestros derechos a la libertad universal y perdemos la autonomía de nuestros propios pensamientos, convirtiéndonos en individuos de papel.

Siento que me desvío un poco del objetivo central, pero es necesario elucidar tus ideales y así puede que abras tu diminuta mente.

Una de las mejores sorpresas que tiene la vida, es la espontaneidad. Un día cualquiera al salir de clase, ya cerca del meridiano todos acuden a saciar sus necesidades biológicas para sobrevivir en esta selva de cemento y metal. Las distinciones sociales se empiezan a notar en tales situaciones que pasan a lo cotidiano, a la costumbre, a lo irrelevante. De hecho ello es simplemente instinto, un principio de supervivencia que llevamos en lo más profundo de nuestro ser y que al parecer no le damos importancia, ya que en realidad, no importa. Todo parece ir al corriente de la rutina diaria de un estudiante. Aunque a veces, los hechos impredecibles nos sorprenden más de lo que parece.

Sin siquiera darte cuenta, estás allí en medio de la muchedumbre, pero tu expectativa se centra en algo, en alguien; una bella figura que te cautiva sin saber los motivos, simplemente lo hace. Quieres acercarte a pesar de temer lo que pueda suceder, a pesar incluso del peligro del cual eres consciente, e igualmente te quieres arriesgar y saltar, habiendo ese profundo abismo de por medio, un precipicio obscuro que presagia muerte, desgracia y desolación. Mas sin importar el peso de la caída, te arriesgas.

Temes que dicha manifestación de infinita belleza, de perfección, salte al abismo y libere su alma en una fugaz y estrepitosa muerte que tiene destinada. Entonces, saltas e intentas salvarle, cuando entras en razón y te das cuenta de que aquello que observabas segundos antes, no era más ni menos que tu propio reflejo, y caes.

La oscuridad te consume. Ahora el abismo está dentro de ti.

Noches de Insomnio, Mañanas de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora