4 de junio. Amanecer.
Odio tener que despedirme de las estrellas solo porque está cerca el amanecer, aunque es verdaderamente gratificante llenarte los pulmones con los primeros rayos del sol, y sentir ese reconfortante roce de energía en medio del hielo que lo precede, además del armonioso trinar de las aves anunciando la muerte de la noche que pasó. A partir de este momento y gracias a ese punto de quiebre debo aprender a apreciar verdaderamente la magia de la noche, a amar a las estrellas, con la luna de confidente, tan aclamada en los tiempos de cólera, de tristeza o de frustración, pero sólo alcanzado en las noches de desolación, como hoy.
Aprecio que compartas eso conmigo, pues no es lo que me das, sino de lo que te cohíbes a ti mismo para de alguna manera asimilarte un poco más a mi y tal vez poder llegar a entender lo que siento. Lo que siento por ti.
Esa cercanía repentina me exalta al nivel de romper el velo y deshacerme de la tonta barrera que me distancia de ti, pues tan sólo unos milímetros me alejan de llegar a ti y eclipsar en un espectáculo verdaderamente espectral, perdernos juntos en el espacio sideral.
Dedicado a Z'H El Poeta.
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Noches de Insomnio, Mañanas de Pasión
PoesíaLo monótono de la vida expresado según mi perspectiva, viajando a través de la retórica, colmada de metáforas, embellecidas por la lírica de un mundo demencial, lleno de tentación ante la infinita frustración, de cada noche bajo el eterno frío del f...