Maryant

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Me cautivaron sus bellos ojos
Aquella fría mañana de invierno
Como olvidar tan agradable mirada
Ese veinticinco de enero

Oriundos de pueblos vecinos
Establecidos entonces en la ciudad
Popular por sus eternas nevadas
En un paraíso inmenso
desierto, selva, nieve y volcán

Sin nada seguro hasta entonces
Más que la esperanza viva
Añoranza alguna del futuro incierto
Metas por cumplir
Objetivos que alcanzar
Sueños anhelados
Convertidos en realidad

Un alma pura
Inocente quizá
Se escondía tras esas ventanas
Tonalidad de bosque encantado

Suave y hermosa piel
Lisos cabellos
como las carreteras de Saturno
Protegida por su inmensa jaula

Cristales forjados por la mente
Pequeña y delicada
Obediente a sus cuatro reglas sagradas
Imposibles entonces de franquear
Por un alma inocente

Ninguna palabra fue pronunciada
Pues tan fuerte fue la emoción
Causada en mi más oscuro interior

Terceros incluso
Fueron necesarios para nuestro encuentro
Intermediarios presentes
Testigos del acontecimiento
Una cruda despedida
Un cálido adiós

Dama misteriosa
Café en su corazón
Doradas espigas de trigo
Tras una sublime decoración
Llenas de historia
de lágrimas, de felicidad

Angelical compañía
Me has motivado a seguir

Dichosa mañana de enero
Aquella en que te conocí.

Noches de Insomnio, Mañanas de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora