[2] Repair [TEEN WOLF]

04; you have me

—Mamá—dijo Camden entrando a la habitación de Amberly—. Mamá—volvió a llamarla pero ella seguía durmiendo. Un bufido se escapó de sus labios antes de acercarse hasta la cama para luego quitarle bruscamente las sábanas y frazadas haciendo que la Argent se despertará.

—Hace frío—se quejó ella sin abrir los ojos y buscando a tientas las sábanas para poder volver a taparse.

—Mamá, tienes que ir a la escuela—dijo él rodando los ojos.

—No quiero—respondió mientras se tapa y se acurrucaba.

Camden suspiró y salió de la habitación; todavía no se acostumbraba a ser más grande que su mamá.
Bajó hasta el living y no puedo evitar sonreír al sentir el aroma familiar a los waffles de su abuela Nina, no se veían muy seguido pero siempre que tenía la oportunidad comía los deliciosos waffles de su abuela.

—No quiere ir—le avisó a Aiden, quien se encontraba sentado en uno de los sillones que habían en el living, antes de entrar a la cocina.

Aiden sin ni siquiera pensarlo dos veces subió las escaleras y fue a la habitación de la cazadora. Había venido con el propósito de poder ir con ella a la escuela, así se ponían al corriente por el tiempo que estuvieron separados, y no se iría sin ella.

Aiden entró a la habitación y lo primero que vio, un oso de peluche sentado en el escritorio, para después tirarselo con algo de fuerza a su amiga.

—Levantate—dijo él mirando la hora en su celular-. Amberly Demetria Argent.

—Aiden—lloriqueo ella como si fuera una niña pequeña-. Ven—dijo haciéndole un lugar en la cama. Por un momento no pudo evitar acordarse cuando dormía con su hermano pero al instante aparto ese pensamiento—. Acuestate y déjame dormir.

No quería ir a la escuela por las siguientes razones: primero no había podido dormir en toda la noche por quedarse pensando en que ahora el futuro era distinto por culpa de su hija y segundo no estaba preparada para ver a Isaac con Malia.

El hombre lobo rodó los ojos antes de acostarse a su lado—. Eres una vaga, Amberly.

La habitación volvió a estar en silencio pero ninguno de los dos les molestó ni les pareció incómodo. Se quedaron mirando el techo hasta que ella se giró a verlo con una sonrisa.

—Me alegra que sigas vivo.

—Y a mi me alegra que volverias—dijo con sinceridad pero su expresión cambió a una divertida para después empujarla haciendo que terminará en el piso—. Ahora si cambiate para irnos a la escuela.