Con una sola luz (Parte 2, Lemon ~3~)

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Las manos del rubio no se detuvieron sólo en tocar el miembro ajeno una de ellas subió hacia los pezones del castaño acariciando el que tenía a su alcance, pasando moverlos de manera circular, tirándolo de estos de vez en cuando.

— Aaa...Yasu...Dulce...dolor...no te detengas... Se siente...aaaa... Muy rico - Daigo levanta su cabeza para así poder mirar como la boca el mayor, levando a su vez sus manos a los cabellos de este para levantarlos y ver con atención. Yasunori en tanto movía su cabeza en un suave vaivén por sobre la hombría ajena, cerrando los ojos para disfrutar el sabor del menor. Toma aire y mira al menor, se alza dándole atención al pene ajeno con su manos, besa los labios del vocal de manera apasionado, corta el beso para tomar aire, usa su mano libre para llevarla hacia la mamo impropia y colocar esta sobre su propio miembro.

— Tocame, deja que tus manos sientan lo que estas consiguiendo con tus gemidos, con tus besos, con tus caricias, con solo siendo tu - Daigo no de hizo ni de rogar a la orden ajena, subiendo y bajando el prepucio del pene semi despierto del mayor.

— Yasu...esto... se siente... diferente... de la última...vez que te masturbe,... se siente más grande - comenta con un leve sonrojo y respirando agitado, teas haber recordado la situación, moviendo a su vez su mano para comenzar a masturbarlo.

— Deja de recordar el pasado.... Te ordeno que solo disfrutes el momento.... Sin reclamos - La voz del mayor era seria, pero siendo tocado por el menor lo desconcentró un poco, dejando escapar ante sus toques un poco jadeo. La mano del menor que tocaba los genitales del rubio se movía de arriba a abajo, haciendo que el grosor y dureza de estos fuese mayor, a su vez Yasu llevo dos de sus dedos a los labios impdxropios, le mira fijo y tratando de mantenerse serio —  ¡Lamelos! - esas fueron las únicas palabras que salieron de sus labios, a lo que Daigo no lo hizo esperar, y sin dejar de mover una de sus manos sobre el pene impropio, la cual recorría cada centímetro del mismo, moviendo su mano en un vaivén que hacia subir y bajar el prepucio del mayor por toda su extensión. Los dedos que el mayor le muestras los cerca a sus labios, tomando con su mano libre la muñeca de Yasunori, lubricando estos con su saliva, pasando su lengua como si estos fueses un caramelo.

El rubio no se quedaría atrás, su mano libre se movía por sobre el miembro del menor, haciendo que ese sacara gemidos sobre sus dedos, poco a poco comenzó a mover mas su manos, buscaba que Daigo se corriera una vez antes de comenzar con el "castigo", quita la mano del mas alto de su pene y se acomoda para lamer la hombría del contrario, sin alejar los dedos que había posicionado en la boca de él. Mira al menor desde aquella posición con una sonrisa coqueta — No importa lo que sientas, no puedes dejar de lamer mis dedos - el menos lo observa serio y sonríe, lamiendo los dedos del mayor. Yasu se dispone a lamer nuevamente el pene ajeno, buscando en cada movimiento el clímax del menor.

No paso mucho minutos para que se distrajera tanto qué dejó escapar sonoros gemidos, pasando un par de segundos  para que terminaste por correrse dentro de la boca del mayor, de manera explosiva, Yasunori se levanta teniendo todo el líquido en su boca, en cual traga — Mmm que rico sabor tienes mi bello conejito, me parece que luego de ello no solo tu amiguito se regajo-  comento el mayor mientras se fue acomodando más, para hacer que su miembros rozara al imprimió, mueve un poco la cadera y acerca sus labios a los de Daigo — Estar así contigo realmente me encanta, lo suficiente para decirte que eres lo mejor que me ha pasado - al oírlo Daigo sonríe y alzando sus brazos abraza por el cuello al mayor para así depositar un beso en sus labios, y no costo el ósculo hasta que debió tomar aire, bajo sus manos y con una de ella tomo el miembro del mayor y con la otra se sostuvo sobre el azulejo del lavamanos

— Amo..po... Por favor ya no me haga esperar deseo tenerlo dentro - el mayor negó y sin decir palabra alguna llevo sus dedos hacías la entrada del mas alto, se usando su casera las piernas de este para darse más espacio, metiendo de golpe los dos dedos que el menor había lubricado, moviéndolos directamente en forma de tijera para dilatarlo lo mas rápido que pidiera.

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