Ya en la cita en el campo con tu novio Yoongi, la están pasando increíble. Es Verano, una de las cuatro estaciones preferidas de él, así que le hiciste un picnic sorpresa, al darse cuenta sobre la sorpresa se sintió super feliz al respecto.
Tomas un snacks mientras él está trayendo bebidas refrescantes para ambos. El hecho de estar a su lado te hace increíblemente feliz, ya llevan un año y cuatro meses juntos. En principio, Yoongi fue ese típico chico rudo y seco, pero luego se convirtió en una persona diferente, no para mal, sino para bien. Ahora es más cariñoso contigo y le gusta mostrarle a todos sus amigos que eres suya, que por cierto, te cela mucho con ellos.
Ves a Yoongi con dos bebidas en ambas manos, pero éste está corriendo despacio para evitar que se caigan al suelo.
—¿Por qué tanta prisa? —le preguntas mientras miras una de las bebidas, puedes notar que una tiene menos que la otra—. ¿Y por qué esa tiene menos?
—Dígamos qué... un señor quería llevar la misma bebida que yo y quedaba para un sólo vaso. Así que discutimos, ya que él se llevó la bebida...
—Ujum, continúa.
—Y accidentalmente le derramé la bebida en la camiseta, era blanca. Y se enojó mucho —intentó hacer un puchero pero no funcionó.
—Sé que no fue accidentalmente.
—Pues, me enojé, se lo merecía.
—Bueno, bueno.
Habían pasado varios minutos desde aquella conversación, estás acostada con la cabeza en el pecho de Yoongi, mirando como poco a poco se aparta el sol. Sientes su mano acariciar tu cabello, lentamente.
—Oye... —escuchas la voz de Yoongi, estás en un trance debido al tacto de su mano en tu cabello, adoras que te acaricien y él lo sabe.
—¿Sí?
—¿Quieres comprarme un helado?
—No Yoongi, ya has comido mucho hoy, ¿qué más quieres?
—Anda por favor, sólo comí Kimchi, Ramen, Banana Milky Bingsu —comienza a rogarte, haciendo mil y un pucheros para hacerte el corazón diminuto, pero sabes que puedes con ésto.
—¿Te parece poco? Pues no
—Anda por favor, no seas así.
Se levanta inmediatamente dejándote en el césped, para luego cargarte entre sus brazos. Y sentarte en una banca.
—Seré salvaje en la cama algún día, te lo prometo.
—Aish, asqueroso —ambos ríen ante su comentario—. Ya qué, ¿de qué quieres el helado pequeño bebito?
—Quiero de todos los sabores
—¿Es en serio?
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Cuando le respondes, éste te regala la sonrisa más hermosa que has visto en toda tu vida, para luego abrazarte y besarte.
