01. Lo que tuve, lo que perdí.

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01.
Lo que tuve, lo que perdí.


Miré el lugar de nuevo, probablemente la última vez que lo vería. Tantos recuerdos que sucedieron aquí, tanto buenos como malos.

- Sean, es hora de irnos.- Anunció mi padre desde la entrada. Solté un suspiro y cargué mi mochila para salir de mi antigua habitación.

Allí estaba él con mi hermana, Marie, en brazos, la pequeña de 7 años se hallaba profundamente dormida.

Desde el pasillo lo observé, melancólico miraba a su alrededor, cada pintura, cada lugar era un recuerdo... Al posarse sus oscuros ojos en mí, sonrió débilmente y me indicó que saliera de la que antes era mi casa, mi hogar.

Obedecí y salí muy a mi pesar, al estar afuera papá cerró la puerta con una mueca en su rostro, esto era difícil, para mí, para él... para todos.

Subimos al auto con el camión de mudanzas siguiendonos a poca distancia, posé mi mirada en la casa, terminamos en el mismo lugar como empezamos... Pero ahora, todo era distinto, no podía seguir creyendo en que todo cambiaría... No podía guardar esperanzas en algo imposible, ahora sólo éramos almas vacías luchando por una causa, por una niña que no merecía nada de lo que había ocurrido, por Mar.
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En el auto la alegría desbordaba, mi madre cantaba, Tobby y yo cantábamos con ella sin poder borrar la sonrisa que iluminaba nuestro rostro, papá manejaba observando divertido de vez en cuando y Margareth dormía en su sillita, tan sólo era una bebé.

Luego de varias canciones, el auto estaba en silencio. Me dispuse a dormir, cerré mis ojos y el cansancio me llevó en menos de lo que esperaba.

[...]

- Niños hemos llegado.- Canturreó mamá, abrí mis ojos lentamente, cuando estuve mas despierto observé alrededor, ya era de noche y las calles estaban vacías.

Mamá sostenía en brazos a Marie quien ahora estaba despierta, sus pequeñas manos estaban sujetas a los brazos de mi madre y sus tiernos ojos observaban la casa frente a nosotros con duda.
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Lo que mis ojos observaban me asombró en gran manera, frente a mí estaba mi nuevo hogar, una casa hermosa y gigantesca ¡Toda la familia cabría aquí!. Rápidamente bajé del auto dejando a Tobby atrás, con prisa recorrí el colorido jardín que rodeaba la casa. Mi pie resbaló y pronto estuve en el suelo, ¡Que torpe era!, las risas no tardaron en llegar y del suelo no me moví por vergüenza , mi madre me llamó y todos juntos observamos nuestra nueva casa.

Mamá pasó su brazo izquierdo sobre mis hombros y me abrazó con fuerza.

- Niños, éste será nuestro nuevo hogar, me encargaré de que sea un lugar lleno de risas y amor. Nunca nada les faltará.

Amor y risas, palabras que llegué a odiar en algún momento. El amor era un sentimiento que al perder a mi madre odié todo lo que pude, ¿Por qué las mejores personas debían dejarnos? Preguntaba todos los días, personas que sólo hacían el bien, que mejoraban nuestra vida y la alegraban.

Las personas no entendían la fuerza que una noticia como aquella tenía, más en la vida de un niño que recién comenzaba la vida, que creía fuertemente en las palabras que su madre decía.
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Era un cálido día de verano, el último porque pronto comenzarían las lluvias, como habían previsto en el canal del clima, hoy era mi cumpleaños ¡Vaya que estaba feliz! En la noche habría una fiesta con nuestra familia, ¡No podía esperar por ver a John! Era uno de mis primos favoritos, era genial con la capa de Batman (Y su traje) que tía Ruth y tío Max le habían comprado para Navidad, quería jugar con él y con los demás primos.

Mi única estrella. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora