04. Stephen y Leisy.

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04.
Stephen y Leisy.

Reí un momento antes de ponerme mi camisa y mis pantalones, vaya chica para estar loca. Y yo que me sentía acosador aquella vez ¡Ja!.

Ordené un poco el desorden al que llamaba cabello, me puse mis Vans y bajé a la sala, donde ya Mar estaba lista al igual que papá.

Salimos de la casa, procurando cerrar bien y caminamos a la casa que estaba a nuestra derecha, la casa de la Acosadora del demonio. Por fuera la casa era igual a la nuestra, sólo los colores cambiaban, blanco con amarillo, prácticamente igual, al llegar papá tocó tres veces y se quedó de pie a esperar. Marie y yo, por nuestro lado nos habíamos sentado en una banca que estaba en la entrada, somos jóvenes pero la pereza siempre gana.

- ¡Hola! Buenas noches, ¿Cómo están? Pasen, pasen. -Nos recibió una amable señora de unos cuarenta y pico de años, sus ojos eran de color avellana y su tez realmente pálida, vestía un vestido color azul marino y su cabello estaba suelto a los lados de su rostro.

Pasamos y el fuerte olor a comida atrajo mi atención, papá al ver mis intenciones de buscar mi felicidad, la comida, me dio una severa, pero fuerte, mirada desaprobatoria. La señora de antes nos guió hasta el comedor y no pude evitar suspirar de alivio, por fin.

- Bien...Yo soy Alissa, ellos son Matthew, -Señaló a un señor mayor, de seguro su esposo- Maverick- Señaló a un chico de unos diecisiete años, algo alto, ojos avellana como su madre y tez más oscura, como la de su padre. -Y mi hija, Courthney, ésta es nuestra pequeña familia. -Sonrió con dulzura.

Courth vestía un vestido suelto, de color rojo, unos tacones del mismo color y su cabello estaba atado en una coleta, aunque no quisiera admitirlo, se veía... bien.

Papá nos presentó a nosotros y luego nos sentamos en las sillas alrededor de la mesa, yo sólo quería comer todo, pero como siempre mi padre conversó con el matrimonio hasta decir basta. Los minutos pasaban y no veía ningún atisbo de que fuera a parar de hablar así que busqué conversación con la persona a la par mío, Courthney.

- Hey, Acosadora del demonio. -Me burlé de ella, volteó a verme con su ceño fruncido y una mueca de disgusto, estaba molesta y eso me divertía.

- No empieces a molestar ¿Sí?. Fue pura casualidad, ¿Por qué te querría ver a ti, así?. -Respondió sin apartar su mirada de la mía, desafiante, reí para mis adentros para luego contestar.

-Sabes que me deseas, soy hermoso, y lo sabes, pequeña Courth. -Bromeé, sin poder aguantar mi risa, una risa bastante... escandalosa para ser sincero.

-Sí, claro. -Rodó sus ojos acompañado de un suspiro con frustración, paré de reír para observar de nuevo a mi padre.

Los temas entre ellos al parecer se acabaron y lo que más había esperado había llegado, comer, dimos las gracias, yo no, y todos comenzaron a cenar educadamente, como que estuviéramos en un hotel o algo así. Quería comer pollo mientras metía el puré de patatas en mi boca y tomaba refresco, un perfecto desastre, pero en cambio debía comer delicadamente como si fuera una especie de príncipe o un adolescente normal, algo que claramente no soy.

- Psst, acosadora. -Llamé a Courthney de nuevo, viendo su cómica reacción, me volteó a ver de mala manera esperando que dijera lo que quería, su cara era tan graciosa, su ceño se frunció levemente ya que estaba ocupada hablando con su hermano y yo interrumpía, vaya manera de molestar.

Mi única estrella. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora