Photograph (Wolfstar)

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Algún día del verano de 1995, antes de que nadie fuese a Grimmunald Place, casa de Remus Lupin.

"Lunático, ¿por qué te empeñas en limpiar tanto?" Preguntó Sirius apoyado en el marco de la puerta de la habitación en la que Remus quitaba el polvo de una mesa de espaldas a Black.
"Ya te lo he dicho mil veces, Sirius, si nos vamos de aquí tendrá que quedarse limpio." Le contestó el menor de ellos, sin siquiera darse la vuelta para mirar al otro.
"Pero se va a ensuciar igualmente cuando ya no estemos aquí" prosiguió Sirius sin comprender porque Remus se empeñaba en limpiar, y encima con el método muggle.
"Dirás cuando no esté, ni aunque estuvieses tú iba a estar limpia, dudo que sepas lo que es una bayeta." Comentó el licántropo riendo.
"Sí que lo sé." comentó en el tono que usan los niños pequeños cuando pelean entre ellos "Te recuerdo que soy Sirius Orión Black, el rey de los castigados." dijo formando un cartel imaginario con las manos por encima de su cabeza "A demás, puedes hacer un hechizo y ya."
"Lo sé, pero es por matar el tiempo de alguna forma."
"Yo me s..." empezó Sirius a decir con una sonrisa ladeada, para ser inmediatamente interrumpido por el castaño.
"No sigas por ahí, no quiero ni escucharlo" dijo alzando una mano y dándose la vuelta para encarar al otro.
"Pero si..." intentó continuar el pelinegro.
"No vamos a ir de bares, Canuto"
"¿Por qué?"
"Porque no pienso cargar contigo borracho a casa y porque no puedes salir."
"¿Se te olvida que soy animago?" Preguntó con una amplia sonrisa mientras se acercaba a Lupin lentamente.
"No dejan entrar a perros en los bares," dijo Remus poniendo todos sus esfuerzos mentales en no prestar atención a que el otro estaba a escasos milímetros de él, con la barbilla en su hombro y sus brazos al rededor de su cuello "y menos beber cerveza, vodka, tequila, ron o ginebra"
"Oh! Lupin! Por favor, me duele que pienses así de mí. Yo jamás me bebería a los hijos de Arthur y Molly." Dijo apartándose del otro para mirarle con un dolor falso y muy dramático.
"Ja, ja, ja. Que chiste más bueno, me muero de la risa." Comentó Lupin rodando los ojos.
"Descansa un rato, ya ni te ríes de mis chistes. Quejicus va a tener razón y va a ser que somos un matrimonio amargado."
"Vale, descansaré un rato, pero para que te calles de una santa vez."
"Lo haces porque me quieres y lo sabes, Remus Lupin."
"Lo sé, eso es lo más triste de todo."
"Creo que voy a escribir a Snivellus y decirle que lleva razón, definitivamente somos un viejo matrimonio amargado." Comentó con dramatismo.
"No le darías la razón ni aunque tu vida dependiera de ello." Río el otro. Se sentaron en el sofá del salón, un sofá de cuero marrón claro desgastado, que a demás chirríaba cada vez que alguien se sentaba, de repente Sirius vio un libro grueso, con tapaderas de felpa roja en la que ponía con finas letras doradas y desgastadas como las esquinas de las tapas Álbum. Se levantó, lo cogió y se lo enseñó a Remus.
"Mira." Le dijo mientras se volvía a sentar junto al él y lo abría por la primera página. Cada fotografía de ese álbum era un recuerdo de su juventud, había tanto fotografías muggles como mágicas...

30 de junio de 1972

Acababan de terminar su primer año de Hogwarts; Sirius, James, Remus y Peter salían del Expreso de Hogwarts riendo, por una tontería que cualquiera de ellos pudo haber dicho. Hope Lupin, madre de Remus, fue a recibir a su hijo y este le presentó a sus amigos.
"Mamá, estos son mis amigos, Sirius, James y Peter." Le dijo orgulloso a su madre sonriendo ampliamente.
"Encantada chicos, yo soy Hope"
"¿Qué es eso que lleva ahí, señora Lupin?" Preguntó Peter señalando un artefacto que colgaba del cuello de la mujer.
"Una cámara de fotos muggle, yo soy muggle."
"No se parece a las que tenemos nosotros." Dijo James.
"¿Queréis que os haga una foto?" Preguntó Hope mirándolos y sonriendo con ternura.
"¡Sí!" Contestaron los cuatro al mismo tiempo. En la fotografía se podía ver a los cuatro chicos sonriendo a la cámara, abrazados entre ellos con todo el jaleo del andén 9 y 3/4 detrás.

Sirius y Remus sonrieron y simplemente pasaron a la siguiente.

25 de diciembre de 1974.

Era el día de Navidad de su cuarto curso y para festejarlo se había organizado un baile al que todos los alumnos de cuarto para arriba podían asistir. La fotografía era mágica, por lo cual tenía movimiento. Recordaban perfectamente quien había hecho esa fotografía, no era nada más y nada menos que la profesora McGonagall, pero ellos no se habían dado ni cuenta. Se podía apreciar perfectamente a un grupo de ocho personas riendo y bailando. James llevaba una túnica de gala granate y reía mientras le daba vueltas a Lily, que, milagrosamente, había aceptado ir con él, pues estaba enfadada con Snape y James había sido todo un caballero con ella. También recordaban ese vestido azul noche que llevaba Lily, la habían escuchado miles de veces hablar sobre él con Marlene y Mary antes de ponérselo. A su lado Peter miraba a su acompañante, una Hufflepuff de las cual no recordaban el nombre, la cual le devolvía la mirada al rubio y reía por el bigote que se le había formado al chico al beber un sorbo de cerveza de mantequilla. Marlene también estaba en la foto, con un pomposo vestido rosa chillón que su madre le había comprado, para el disgusto de la chica. Marlene reía a pleno pulmón abrazada a Mary, quien llevaba un sencillo vestido amarillo hasta el suelo, ambas riendo por una de las (muchas) estupideces que Sirius había dicho aquella noche. Y por último, a la izquierda de la fotografía, ahí estaban ellos, riendo por lo mismo que Marlene y Mary lo hacían, mientras Sirius pasaba un brazo por los hombros de Remus, el cual era ligeramente más alto. Sirius sostenía un vaso en la mano que no estaba sobre los hombros de Lupin, que probablemente contenía más que un simple e inocente ponche de cereza.

Aquella imagen se repetía en bucle, Remus sonrió muy ampliamente y durante unos ínfimos instantes miró a Sirius, quien estaba muy concentrado en la fotografía mientras reía fuertemente, y se preguntó que había hecho tan bien como para merecer tanto.

31 de julio de 1980

Esto era una fotografía muggle del día que Harry había llegado al mundo. La había hecho la madre de Lily. Se veía a Lily tumbada en la camilla de San Mungo con el niño en brazos, había unas profundas ojeras bajo sus ojos verdes que transmitían la mayor felicidad que alguien haya visto jamás. James estaba a su lado, besándola en la cabeza mientras la obvserbaba con amor y orgullo infinitos. Y de nuevo ellos dos, Sirius recordaba aquel momento como si hubiese sido hacía cinco minutos, y no quince años. Era cuando le dijeron que sería padrino de Harry. Estaba sentado en una silla, al lado de la camilla de Lily mientras la sonreía y tenía una de sus manos cogida y esta le devolvía la sonrisa. Remus sonreía al niño, mientras tenía una mano en el hombro del ojigris, apretándolo ligeramente, de pie a su lado. Harry alzaba sus pequeñas manitas para intentar coger la cara de Remus.

"La vida era más fácil entonces, Sirius." Dijo Remus nostálgicamente.
"Sí que lo era, Rem, sí que lo era." Le contestó Sirius mientras le acariciaba las mejillas. "Entonces éramos felices." dijo en un susurro doloroso. Volvió a centrar su atención en el álbum y pasaron página.

15 de enero de 1981

Era una fotografía mágica, en la que se podía ver como caían los copos de nieve, formando un manto blanco sobre el jardín de la casa en la que se encontraban ellos dos ahora mismo. Se veía a unos sonrientes Sirius y Remus, que se miraban con amor, después se veía como centraban su mirada en alguien y de repente se una bola de nieve caía sobre la cazadora de Sirius y este se agachada para hacer otra y lanzársela a quien quienquiera que fuese la persona que se la había lanzado. Sirius dio un paso amenazante hacia delante, con una sonrisa ladeada y de repente se veía a James salir de la nada corriendo para no ser alcanzado por la bola de nieve de su amigo. Y mientras ellos dos corrían fuera de la foto, concentrados en no ser empapados de nieve por el otro, se veía a Remus mirar  alguien y hacerle señas para que se acercase a donde el estaba y segundos después  se le veía asentir. La cámara era ligeramente movida, siendo apoyada en el árbol que había en el jardín y de detrás de ella salía la larga y roja melena de Lily Evans, desde hacía ya tiempo Potter, que pasaba de ser mucho pelo a la mujer con Harry en brazos, corriendo para posicionarse junto a Remus y que este pasase un brazo por los hombros de la que había sido su amiga desde los once años. Se veía a Lily llamar a su marido y a su otro amigo para que se pusiesen con ellos en la fotografía y antes de que la foto se repitiese, formando un bucle, durante un par de segundos se veía a todos felices y sonrientes.

FIN


One Shots de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora