Preocupación

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Cancion: Ed Sheeran - Thinking Out Loud

Es agradable tener un contacto con un sonido de notificación especial, ¿no lo crees?

Después de nuestra primera salida, mostró un poco de preocupación al saber que iría a mi casa a pie, y la distancia entre ella y el lugar donde los bajamos era un tanto larga. Así que me dio tiempo límite de veinte minutos para llegar directo a mi casa, sin detenerme o desviarme del camino. Pero antes de irme, le di la opción de ponerse un tono especial en mi celular, y se puso un "pikachu" tan similar a su voz que hace me encante más.

El único inconveniente fue que, antes de llegar a mi casa, fui rápido al banco, que queda a unas cinco cuadras de donde se supone que debería de llegar y estar. Solo saco unos cuantos billetes y me da la sorpresa de sentir la vibración de mi celular en mi pantalón y ver su nombre en la pantalla.

-¿En dónde estás? ¿Ya llegaste a tu casa? -Se escucha muy alterada-. Te llevo mandando mensajes desde hace rato y no me respondes.

Y, en efecto, tengo 87 mensajes de ella en la mensajería. No son muchos, ¿verdad?

-Lo siento -Me disculpo con una sonrisa mientras voy caminando-. Es que fui al banco rápido y después ya iría directo a mi casita.

Apenas me voy dando cuenta que ya pasaron los veinte minutos que acordamos para que yo llegue.

-Me hubieras avisado primero, o al menos dejar un mensaje -Que linda, se preocupa. Casi igual que mi mama-. Me tenías con el pendiente. Ni siquiera eres de aquí y ya andas caminando como si conocieras la ciudad.

Los próximos quince minutos, mientras voy caminando hacia mi casa, tengo pegado el teléfono a mi oreja. Su chillona voz a través de la bocina del teléfono se siente suave y a la vez altisonante cuando grita por los regaños y las risas que lanza repentinamente. Solo quince minutos de pura felicidad escuchando su voz con tanta ternura, que no podría describirlo a palabras exactas.

-Bueno, ya estoy en mi casa -Digo, sentado en mi cama.

-Es donde debías estar hace veinte minutos.

Demonios, tiene razón. Prácticamente tarde veinte minutos en ir y venir del banco. O sea, cuarenta minutos en total. Que loco.

-Bueno, perdóname por no tener dinero disponible en mi cartera.

-Lo bueno es que llegaste bien a tu casa.

-Pues sí. Estoy bien. No estoy muerto. No me violaron ni me secuestraron.

-Es lo que me importa, que estas bien.

Después de eso, nos despedimos por teléfono. Me dejo caer sobre la cama, sin darme que cuenta que tengo una enorme sonrisa en la cara. Mi corazón late con fuerza y me siento como si volara en medio de un campo de nubes sobre un paraíso primaveral.

Es extraño lo que estoy sintiendo. Me hace suspirar con alegría. Había sentido algo parecido antes, pero esto se siente con mucha más intensidad que la primera vez. Es lindo y placentero.

Ya veo porque mucho solo buscan eso con terquedad.

Pasamos toda la tarde mandándonos mensajes y yo sigo sonriendo como un tonto cada vez que me llega un suyo. Es satisfactorio para mis oídos escuchar ese tono especial, pues me doy cuenta que es ella quien me envía mensaje. Bromas y emojis nos intercambiamos. Casi al instante nos respondemos y mi alegría no puede ser más evidente.

En un punto, todo se pone un tanto serio.

-Oye, ¿tú quieres donar sangre?

La verdad sí. Desde pequeño me daba cuenta que las personas que hacían eso salvaban las vidas de muchos otros. Y también tenía un sentido hacia el heroísmo. Me gusta mucho a ayudar a las personas en lo que pudiera. Había decidido que, si tenía la oportunidad de ayudar a alguien, lo haría. Y esta es una de esas veces.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2017 ⏰

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