Prólogo.

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Prólogo.
Dos tipos de personas.


No todo era tan simple, las cosas eran difíciles.

Cuando pensabas que nada podía ir mejor, todo empeora, la vida te quita a las personas más importantes para tí. El "¿Porqué?" Nadie lo sabe.

Yo tuve que aprenderlo a la fuerza, a muy temprana edad. Comprendí que no todo era color rosa, que la vida te daba y luego te quitaba, que cuando todo está bien no debes confiarte, porque va a empeorar.

En éste mundo hay dos tipos de personas frente a las dificultades:

1. Los que debaten el ¿Porqué?, con el tiempo se deterioran más... la depresión pasa a ser nuestra mejor amiga y ¿La soledad? Esa es nuestra aliada. Por así decirlo... Los que quedan a medio camino, sin luchar... Sin fuerzas.

2. Los que ven el lado positivo, aunque no exista, no necesitan los "¡Vamos, tú puedes!" De los demás, porque lo hacen ellos solos, muy pocas veces cabe aclarar. Los que ven la buena cara de la vida.

Bien, para mi mala suerte yo soy del tipo uno, pero díganme ¿Quién no lo sería? Después de pasar lo que yo pasé, muy pocos siguen su camino.

No es como si yo me hubiera estancado en un hueco y me quedara lamentándome. No, yo seguí adelante, pero nunca completo, el vacío seguía allí, aunque nadie lo viera, porque yo mismo me encargué de ocultarlo.

No me preocupa hacer las típicas preguntas de:
¿Por qué estoy aquí?.
¿Para qué vivo?.
¿Por qué no soy feliz?.

Por qué, por qué y por qué.

Lo que me preocupaba era no poder resistir.

Mi única estrella. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora