CAPITULO DIEZ (10)

22 2 0
                                    


Veía distraídamente un edificio recién edificado frente a mí. Mi padre estaba a mi lado charlando con ejecutivos que hace un tiempo no tenía contacto. Me sorprendió que quisiera venir conmigo a revisar varias obras, no me negué porque sabía que esto sería importante para él. Hace un tiempo pude escucharlo decirle a mi madre que se sentía inútil y sin vida, su trabajo le hacía falta y si esto ayudaría a animarlo pues bienvenido sea de nuevo.

-Han hecho un buen trabajo, ¿verdad hijo?

Voltee uniéndome de nuevo a la conversación que tenían las personas a mí alrededor. Todos me miraban esperando una respuesta de algo que no tenía ni idea.

-Disculpen mi distracción, estaba viendo los detalles del exterior ¿Qué decían?

-Hablábamos del excelente trabajo que está haciendo tu nuevo equipo de publicidad. He visto el logo de la compañía en muchos lugares.

-Sí, son bastante buenos en lo que hacen, es una de las mejores ideas que han surgido en la compañía.

Los demás continuaron hablando sobre lo mismo, yo me aparte unos pasos alejándome de ellos un poco.

Un mes había pasado desde la última vez que había visto a Rosalie en ese restaurante con su mano vendada. De vez en cuando pasaba por el semáforo donde la había conocido, pero nunca miraba en dirección a la pancarta amarilla. Deje de torturarme y tome otra ruta para no verla o sentir su mirada sobre mí. Marcus me había contado que la pizzería hace poco decidió dejarla permanentemente en la cocina o de mesera, ya la publicidad no estaba en sus labores.

No hablaba mucho con Marcus, el me recordaba más de la cuenta a Rosalie con su presencia así que solo hablábamos de trabajo lo que provocaba un miedo en el, constantemente me preguntaba si algo estaba haciendo mal en su trabajo o si iba a despedirlo, a lo que yo respondía que se lo estaba imaginando y que no iba a despedirlo.

Era cierto, el chico era el mejor ayudante que yo había tenido en siete años.

Mi padre termino de presumir con los demás el buen trabajo que yo había echo con la compañía y cual bueno había sido dejarme a cargo a tan temprana edad. Me despedí cortésmente de ellos sin prestarles mucha atención de todas formas, subimos a mi auto camino de nuevo a la compañía.

-Hijo, deberías tener un equipo de seguridad.

-No lo creo papá. En siete años nunca ha pasado nada así que estoy bastante bien.

Durante todos estos años jamás había accedido a un guardaespaldas. Odiaba eso de ser perseguido a todos lados por un hombre cuya mirada de asesino hacia que las personas me miraran más de la cuenta. Estaba bien solo, no muchos sabían que yo era el dueño de la compañía, de todas formas si alguien hubiera querido secuestrarme o hacerme daño hace mucho habría pasado.

-Está bien, pero ¿nunca has pensado al menos en un chofer?

Me encogí de hombros en mi asiento.

-Me gusta conducir.

El no dijo nada más. Nuestra relación no era tan estrecha como la suya con Nick, el realmente amaba a mi hermano de en medio, así como mama me amaba a mí, Jasón por su parte siempre fue el chico independiente que no necesitaba del amor exagerado de sus padres, con un poco le bastaba para mucho tiempo.

Casi al llegar el me miro de nuevo.

-Tu madre me dijo que quería nietos.

Frene repentinamente haciendo que nuestros cuerpos se impulsaran levemente al frente.

FRÁGIL LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora