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Todos los días Oh Sehun despierta de la única manera que conoce: solo.
Víctima de un abuso y con su madre en la cárcel, fue forzado en el s...
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MAYBE I WILL BE FOUND
CAPÍTULO III
Here stands a man
At the bottom of a hole he's made
Still sweating from the rush
His body tense
His hands, they shake
Oh this, this is a mad boy
Oh hear, hear him cry:
Be my shelter from the storm
My war is over
I am a sad boy
Los sollozos del departamento de al lado habían mantenido despierto a Sehun hasta bien entrada la mañana. Así que no era sorpresa que, incluso después de haber desayunado, los ronquidos de su vecino siguieran taladrándole los oídos sin piedad.
A diferencia de Baekhyun, Sehun había dormido la ostentosa cantidad de cero horas.
Obligándose a salir de la cama "bastante temprano para ser domingo", Sehun dio inicio al primer paso en la estricta rutina a la que se había apegado a lo largo de los últimos años, paso que no saltaría a menos que alguien le amarrara los pies a la cama.
Cambió su chándal por un pantalón deportivo, se ajustó un par de zapatillas para ir edificio abajo y comenzó a correr.
¿Ejercicio tras una noche en vela? Sí, tal vez lo hacía un poco por vanidad, ya que, por más tiempo del que estaba dispuesto a aceptar, su reflejo fue lo único bueno en su vida. Sin embargo, "verse bien" no era ni de cerca su motivación principal. No, el motivo principal era algo mucho más simple, casi bobo y hasta triste. Lo que motivaba a Sehun no era vanidad, sino la mera necesidad de aferrarse a una rutina.
Se había condicionado para que noventa por ciento de su día pasara en modo automático. Correr hasta que las piernas le temblaran no era más que el primer paso en su check list, el primer show de su programación diaria. Una programación simple, sin complicaciones o significado. Tres "eses" que hacían de su vida un viaje en línea recta. Ordinario y cómodo. Al fin cómodo...
Y que su cabeza doliera luego de una noche de vigilia involuntaria, no era razón suficiente para desviarse. Ni siquiera un poco. No cuando en el fondo seguía habiendo algo que hacía ruido, un eco que inquiría cuan frágiles eran aquella simpleza y comodidad.
Era irrelevante cuanto se esforzara en fabricarse un yo normal, había vivido tanto tiempo a la defensiva que su estado de distensión se sentía incorrecto, fuera de lugar. Tan irreal que tenía la necesidad de apegarse a un guion, como si su vida le perteneciera a un personaje que estaba interpretando y no a él. Cada minuto a la espera de que un nuevo golpe llegara y su papel fuese arrebatado, desmoronando todo a su alrededor.
