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Mi reflejo en el espejo es lo que más asco me da. He bajado de peso, bastante desde aquel día. Mis zapatillas de baile descansan a un lado y puedo ver mis marcadas claviculas debido a que la camisa que traigo es algo grande. Suspiro y llevo mis manos a mi frente, sintiendo el sudor que escurre de ella. Me he quedado hasta tarde ensayando, mis compañeros se han ido hace unas horas. La música aún suena, no es triste, pero aún así las lágrimas no quieren cesar. Me he doblado mi tobillo. Arde como la mierda y no me puedo levantar, pero no es esa la verdadera razon por la que mi llanto no se ha detenido. La razón es la fecha y la escoria de persona en la cual me he convertido.

Hoy se cumplen dos años desde la muerte de TaeHyung.

Los gritos, las imágenes, todo aún yace en mi mente, demasiado fresco como si el tiempo fuera mínimo. Mi llanto logró despertar a mi hermana y mis vecinos entraron a mi hogar completamente preocupados. Recuerdo sus preguntas, todas las veces que dijeron mi nombre, pero yo no les podía responder. Yo solo quería llorar, creer que todo había sido un mal sueño, una pesadilla y despertar con TaeHyunnie a mi lado, con sus brazos a mi alrededor, pero no. El había muerto debido a un accidente automovilístico. Nunca se supieron bien las razones, consideraron que se había distraído. Estaba sobrio y no fue culpa de ningún otro carro, solo de él.

—Ya basta — me ordeno mientras limpio las lágrimas que caen por mis mejillas.

Eternidad. Esa palabra nos definía a la perfección y a la vez no, porque él ya no esta aquí conmigo, pero yo lo sigo amando y sé que lo seguiré haciendo. Luego de que me recuperé, o algo parecido, fuimos al hospital. Mis amigos y los de Tae ya estaban ahí y me abrazaron, me ofrecieron cariño e intentaron reconfrontarme, pero yo no quiera aquello, yo quería a Tae, aunque de todas formas les di las gracias. Al rato llegó mi papá, el no entendía el por qué de mi escándalo y el por qué yo seguía llorando desconsoladamente en el pecho de la madre de Tae. Entre nervios se enojó y quiso llevarme a casa, me jaló de la muñeca, pero la señora Kim lo detuvo y simplemente le gritó la verdad.

Papá no dijo nada y sólo se fue. A los días, luego de que Tae fue enterrado, me echó de casa.

Mi vida entró en una carrera hacía la miseria luego de aquello y yo tomé la primera salida que me fue ofrecida. Visité a Tae en el cementerio unos días después, me estaba quedando en casa de un amigo, cuando encontré algo que no sabía que existía. Era un pequeño papel guardado en el bolsillo de mis pantalones de trabajo. Aquel papel contenía un número y yo... simplemente llamé.

Mi teléfono vibra y lo saco de mi bolso. Es un mensaje de Hye, me pregunta a qué hora volveré a casa y si quiere que mande al chófer. Debido a mi condición y a mi gran herida, acepto y lo vuelvo a guardar.

—Oye...¿Estás bien? Eso se ve feo.

Sinceramente, creí estar solo y aquello me hizo pegar un salto algo exagerado. Subo mi mirada hasta lograr ver por el espejo a un chico que, a pesar de estar más lejos y yo estar sentado, sé que es más ancho y alto que yo. Trae una toalla en su cuello la cual ocupa para cercar su frente y cabello color negro de vez en cuando. Lleva una sudadea y pantalón, ambos sueltos y de color negro. Su rostro aún demuestra que es menor que yo, pero de todas formas me siento algo intimidado, aunque...debo admitir que es bastante lindo.

—No, no es nada. Yo sólo tropecé— hablo en cuanto logró girarme para estar frente a él sin notar que se había agachado para quedar a mi altura. Trago pesado debido a la cercanía.

—Pero si estás llorando— suelta una pequeña y armoniosa risa. —Está muy hinchado y púrpura, deberías ir a un médico.

—Lo sé, pero no estoy llorando por eso. Gracias por preocuparte. Estoy esperando que vengan por mi.

—¿Quieres que te lleve a la salida? No hay nadie y no creo que quieras arrastrarte.

Miro mi tobillo e intentó moverlo, pero es inútil. Sigue ardiendo y siento que se pone cada vez más oscuro. Asiento y el suelta otra risita. No suelo confiar en desconocidos, pero está vez no tengo otra salida.

—Solo debo apoyarme un poco en ti, puedo mover el otro pie a la perfección. — No quiero parecer un aprovechador y en realidad siento que aquello es lo único que necesito. El asiente.

Tomó mi bolso y lo cuelgo en mi hombro para luego darme impulso para levantarme con su ayuda. Logro ponerme en equilibrio en un solo pie, pero no contaba con que el mundo diera vueltas a mi alrededor... eso me lleva a recordar todas las horas que llevo aquí encerrando y a que no he almorzado.

—¿Estás seguro que puedes caminar?— su expresión es preocupación en su totalidad y yo asiento como puedo.

—Sí, sí puedo.

Son solo dos pasos los que logro dar antes de detener y afirmarme en una pared cercana. Mi tobillo arde peor que antes y mis energías son pocas. Estoy tan perdido que solo me doy cuenta de mi cambio de posición en cuanto mi nariz choca contra el cuello del chico recibiendo todo su varonil aroma. Luego notó que uno de sus brazos está en mi espalda y el otro bajo mis rodillas. Mi cara se vuelve roja al instante e intento que mi corazón dejé de latir tan rápido, todo aquello hace que me mareé aún más, pero al mismo tiempo hace que sienta protegido. El frío aire del exterior hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo.

—¿Qué esperemos aquí está bien?— pregunta y yo asiento luego de mirar un poco el lugar—Eres muy liviano y delgado, necesitas alimentarte más, esos mareos no son normales.

—Perdí la noción del tiempo— logro responder aún perdido.

—No creo que te haya ocurrido solo en un día.

No tenemos otra conversación hasta que Bum, mi chófer — más bien el de Hye — llega junto al carro. El chico quiso llevarme hasta él, pero me negué y lo obligué a bajarme. De todas formas me ayuda a llegar al carro, pero yo subo a este por mí mismo. Bum no quiso bajar y solo mira hacia el volante en cuanto lo saludo.

—¿Iras a ver qué tiene tu tobillo?

—Sí, es importante para mí tener mis extremidades sanas. — Ríe y yo lo acompañó en ella. — Muchas gracias por ayudarme.

—Jeon JungKook— anuncia acercándome su mano como si nos estuviésemos presentado, aunque en realidad eso hacemos.

—Park JiMin— Tomo su mano y la diferencia de tamaño es demasiado notoria. Es parecido a lo que ocurría con...Tae.

—¿Me darías tu número?— Lo miró algo sorprendió y observo si Bum tiene alguna reacción, pero aún mira hacia el volante. Asiento e intercambiamos rápidamente.— Lindo anillo. ¿Estás saliendo con alguien?

Muero de ganas por responderle que si, que salgo con TaeHyunnie y que llevamos muchos hermosos años de relación, pero no, porque la maldita verdad me carcome y hasta Bum se volteó a ver qué respondía.

—Estoy casado, JungKook.

No quiero mirar su reacción y simplemente cierro la puerta, lo que es suficiente para que Bum arranque el auto.

Aquel día, en el cual visité la tumba de Tae por última vez, le prometí muchas cosas porque sabía que lo que estaba por hacer no estaba bien y que merecía su odio. Entre ellas estaba en que cumpliría mi sueño y que sería feliz, encontraría la forma aunque en unas horas quebrantaria mi vida en busca de una solución. Sabía que todo lo bueno se había ido con el, que ahora vendrían cosas distintas, que el calor que el me entregó jamás lo sentiría con nadie más y que el JiMin que era con el ya no existía.

—Eres lo mejor de mi, TaeHyung.

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Sé que quizás tengan preguntas y pueden hacerlas aquí

Espero que les haya gustado y gracias por leer.

Atte. Stumplynn

best of me × vminkook × minificDonde viven las historias. Descúbrelo ahora