En el festival de Vaizel, cuando Veronica encuentra a Elizabeth y Meliodas intenta impedir que se la lleve, Veronica sella a Meliodas en un ámbar de Diosa, tras la desesperación de Elizabeth por traer de regreso a Meliodas, otra Elizabeth aparece y...
{{{Los personajes de Nanatsu no Taizai no me pertenecen, le pertenecen a el gran mangaka Nakaba Suzuki, solo me pertenece la historia}}}
= En Camelot =
En este lugar parecía como si un tornado hubiera pasado. Escombros y polvo era lo único que se veía. En el centro se encontraban unos cansados Diez Mandamientos junto a Meliodas y Elizabeth. Tenían algunos rasguños pero nada grave. Al su alrededor se encontraban los cuerpos de los ancianos de el clan demonio.
-Rey Demonio: Eso fue mejor de lo que esperaba- Comento viendo los cadáveres de los ancianos.
-Meliodas: Tienes razón- Dijo con la voz cansada.
-Elizabeth: Ahora solo faltan los de mi clan- Comento.
-Rey Demonio: Cierto, pero primero deben descansar- Les dijo. Todos asintieron, fue una noche agitada para todos ellos.
Así que se dirigieron a el castillo para descansar y cambiar sus ropas dañadas. Dejando los cadáveres de aquellos que se opusieron a su Rey.
= Salto de tiempo =
Meliodas se había bañado y descansado lo suficiente, se cambió de ropa, la cual era idéntica a la que llevaba hace 3.000 años. Elizabeth se quedó descansando en su habitación, la cual compartía con Meliodas, quien se lo pidió como favor a el Rey Demonio.
Meliodas caminaba por los pasillos de el castillo de Camelot, el cual pronto estarían dejando para ir a el reino demoníaco, Elizabeth también iría con ellos.
Siguió caminando viendo cada rincón de ese castillo. Era diferente a el de Liones, por lo cual a Meliodas le llamaba la atención. Cuando llegó a el patio de el castillo, se encontró a sus dos hermanos pequeños entrenando.
Se acercó a ellos, cuando sus hermanos notaron su presencia, dejaron de entrenar y se voltearon a verlo.
-Meliodas: Han mejorado mucho desde la última vez que vi sus entrenamientos- Les dijo cuando llegó a su lado.
-Estarossa: Por supuesto, desde ese momento han pasado muchos años- Le contesto, pero no le miraba directamente, lo cual Meliodas noto.
Se giro para ver a Zeldris pero vio que tampoco le veía, por lo cual suspiro, sabía lo que le ocurría a sus hermanos, estaban avergonzados de haber pensado que era un traidor y haberle atacado con la intención de matarle.
-Meliodas: Yo no lo sabía- Dijo desconcertando a sus hermanos, quienes le miraron esta vez a los ojos- Hasta hace poco creía que era un traidor, pero cuando viaje y al final ideamos un plan fue cuando lo entendí todo, no es necesario que se disculpen o se sientan avergonzados- Les dijo con sinceridad. Sus hermanos le veían fijamente con cara de arrepentimiento.
-Zeldris: Aún así lo sentimos- Se disculpó. Meliodas negó.
-Meliodas: Ya les dije que no se disculparan, ustedes solo hacían lo que creían que era lo correcto- Le respondió.
-Estarossa: Gracias, Nii-sama- Le dijo con una sonrisa, Zeldris también le sonrió.
-Meliodas: Sin importar lo que ocurra hay una cosa que jamás cambiara, y eso es que son mis pequeños hermanos- Les dijo con una sonrisa cariñosa, algo raro en los demonios, al parecer al estar a el lado de Elizabeth tanto tiempo se le pegó un poco de su carácter.
Estarossa y Zeldris hicieron algo que normalmente nunca harían. Abrazaron a su hermano mayor, que después de tanto tiempo lo volvían a ver. Meliodas se dejó abrazar y les devolvió el abrazo, no importan lo que digan, hasta los demonios tienen sentimientos.
= Salto de tiempo =
Después de ese incidente, todos se dirigieron a el reino de las diosas y liberaron a el clan de el sello que tenían, inmediatamente atacaron a los ancianos, la Suprema Deidad se encargó de llevar a los que no tenían nada que ver a un lugar seguro. Les aclaró a los arcángeles sobre la verdadera razón de ello, afortunadamente estuvieron de acuerdo, incluso Ludoshel, aunque Elizabeth se encargó de dejarle clara las cosas, para la gran diversión de Meliodas.
Luego de eso se anunció oficialmente el compromiso de el príncipe de los Demonios Meliodas y la princesa de las Diosas Elizabeth. Al principio muchos se negaron y no lo aceptaban, pero con el tiempo lo fueron aceptando y también más diosas y demonios se fueron enamorando para gran sorpresa de muchos.
= 1 mes después =
Paso el tiempo y Meliodas le pidió matrimonio a Elizabeth, por lo cual hoy seria el día de su boda y no solo eso, después de casarse los dos tomarían el puesto de Rey Demonio y Suprema Deidad.
La ceremonia fue muy animada, los dos clanes estaban juntos, después de tantos milenios luchando entre ellos finalmente se unirían y el mejor comienzo es que sus príncipes se casen.
Cuando ya se casaron, los dos se fueron a sentar a los tronos que se encontraban en ese lugar. El Rey Demonio y la Suprema Deidad se acercaron a sus hijos, los dos colocaron sus manos en las cabezas de sus hijos, traspasando un poco de sus poderes y al mismo tiempo traspasando el mando a cada uno.
Cuando terminaron, los dos se alejaron, Meliodas y Elizabeth miraron a los integrantes de sus clanes, estos inmediatamente se inclinaron ante sus nuevos líderes.
Los dos se miraron y se besaron, después de tantos milenios esperando finalmente estaban juntos y con ello unieron a sus clanes y trajeron la paz entre dos lados completamente opuestos.
= 2 meses más =
Grandes sorpresas vinieron con el paso de el tiempo. Elizabeth quedo embarazada, su madre uso un antiguo conjuro y se dio cuenta de que eran dos, un niño y una niña. A pesar de estar casados, los dos se quedaban en sus respectivos reinos, pero siempre se las arreglaban para estar juntos.
Estarossa se enamoro de una diosa para sorpresa de muchos. Meliodas le comenzó a molestar cuando se entero pero se sintió bien por su pequeño hermano.
Para la alegría de Zeldris, su padre revivió a Gelda, quien al ser la única de su clan debía ser la encargada de revivirlo. Por lo cual se comprometieron y pronto se casarían.
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(Imagen de Gelda)
A pesar de que ya han pasado más de tres meses, Meliodas y Elizabeth aún se preguntan como estarán los pecados y Liones.
Cuando ellos desaparecieron, los ataques pararon y Camelot volvió a ser un reino alegre gracias a su Rey Arthur quien se encargó de ello.
La vida era buena y tranquila, pero no duraría mucho tiempo, esta era la calma antes de la tormenta.
