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   Desperté con un dolor de lomo muy pronunciado y un grito bastante agudo por parte de... de HoSeok, sí. No comprendía nada de lo que pasaba, sólo que me incorporaba de la cama lentamente con los ojos entrecerrados debido al repentino golpe de luz que venía desde la ventana, y que no era tanto la verdad al ser un día nublado. Podría decirse que mis ojos eran sensibles.

   Estiré mis brazos y olfateé mi espacio con movimientos de mi nariz, que de repente se sentía enorme, enorme como una bola de lana que había visto en la tienda donde JiMin había pasado para ponernos en la enorme caja. 

   — ¿HoSeok? — la voz grave del novio se hacía cada vez más cercana, hasta que me vio con un asombro que nunca después pudo repetir en su rostro. No entendía nada de lo que estaba pasando, pero luego bajé la mirada y oh, oh.

   Tenía patitas humanas.

    — Uhhh. — emití la voz suave y luego elevé mis manos hasta el frente de mi rostro. Estaba incluso más sorprendido que los dos humanos frente a mí, ¿qué estaba pasando? Me sentía normal, eso sí. ¿Tal vez era un sueño realista? Estiré mis piernas, que pronto me sorprendieron por su tamaño: eran más largas que mis brazos.

   Era un humano. Podía apostarlo. En un principio, no había podido olfatear el aire como lo solía hacer.

  — HoSeok, mira, ¡soy humano como ustedes!— exclamé con una suave voz que me sorprendió. A pesar de ser suave, era grave y rebotaba en mi pecho. Me vibraba la caja toráxica con cada sílaba pronunciada, y se sentía especialmente agradable.

  — Imposible...— murmuraron los dos a la vez.

   Sí, estaba siendo imposible, pero era posible, porque de lo contrario no estaría ahí encima de la cama de HoSeok. Sonriente, salté un par de veces sobre la misma y luego los seguí mirando con los brazos sobre mis... ¿mis muslos? Creo que así los había nombrado el novio de HoSeok una vez cuando le fue a enseñar cosas a mi cuidador.

  — Bueno...

   Se venía bastante por delante.

— 

    Me senté en la silla de madera, incómodo porque era demasiado dura. Crucé mis piernas como lo había visto por parte de HoSeok antes, o del novio de HoSeok cuando se sentaba en el sofá a ver películas junto a su pareja.

  — Así que tú eres JeongGuk, el conejito de JiMin.

   Asentí con los ojos bien abiertos, mirando a mi alrededor por si había algo interesante de lo que no me hubiera percatado antes, siendo tan bajo y pequeñito. Me removí en el propio asiento por unos segundos y agité mi cabeza como si aun fuera un conejo. Eso pareció ennervar una sonrisa en HoSeok.

  — Iré a buscar a amo JiMinnie.

   Y la sonrisa se desvaneció en el acto.

  — JeongGukkie, no creo que sea necesario... — murmuró el novio de HoSeok, con sus manos morenas intentando tomar las más delgadas de HoSeok. Ambos se veían derrumbados, pero no entendía por qué y eso me agobiaba en demasía. 

  — Claro que sí. — fruncí el entrecejo con una confusión mayor que me estaba comenzando a acelerar el corazón de una manera que no era agradable. Completamente diferente a cuando pensaba en amo JiMinnie, o cuando le miraba y saltaba en su pecho, en busca de sus caricias y de sus besitos en mi blanco y delicado pelaje.— Yo quiero mucho a amo JiMinnie, lo quiero mucho.

   Sentí un ligero calor en mis mejillas, y la vergüenza ante aquello tan desconocido me hizo bajar la mirada con las manos entre mis muslos. Apreté mis labios al tiempo que me preguntaba por qué HoSeok y su novio no consideraban necesario que fuera en busca de mi ser humano favorito. ¿Quién no se resistiría a él, con su naricita, sus labios llenos de amor, sus sonrisas que hacían su carita tan adorable, su cabello sedoso y...?

   Ah... De sólo pensar en él, el interior de mi pecho se llenaba de un calor inimaginablemente agradable. 

   HoSeok inhaló aire a través de sus dientes, pude ver que era él al alzar mi cabeza, asustado porque jamás imaginé que un sonido así existiría. 

   — ¿Tú sabes dónde está amo JiMinnie?

  Y con una mueca de dolor, negó con la cabeza. 

   Aquello me sentó demasiado mal, pero tan sólo pude formar un puchero de pena en mi rostro. Luego, miré al novio de HoSeok para preguntarle lo mismo, y me dio la misma respuesta, pero vocalizada en su voz grave y fresca como la noche al lado de amo JiMinnie. Mi respuesta fue encogerme en mi sitio y pensar lo más tranquilo posible en los lugares donde se podría encontrar amo JiMinnie.

   Y es ahí donde comenzaba lo interesante, al menos en mi pensar. Iría en busca de amor JiMinnie y nada ni nadie me lo iba a impedir.

   Me levanté de mi sitio para ir al cuarto de HoSeok, y el dueño de la misma me llamó por mi nombre con una voz extrañada.

   — ¿JeongGukkie?

   — Calma, calma. — murmuró el novio de HoSeok, pude imaginar cómo le acariciaba el brazo en busca de exactamente lo que murmuraban sus palabras, una súplica de calma. Mientras abría la puerta de una manera que incluso a mí me sobresaltó, HoSeok se apresuró a responder a mis espaldas.

   — No puedo guardar la calma, NamJoon. — parecía bastante enojado... pero de una manera especial que no era precisamente aquello.— No quiero que haga alguna tontería pensando... en que... ya sabes.

   Un silencio invadió el apartamento, al menos vocalmente. El movimiento de mis manos buscando mis escasas (y al parecer nulas) pertenencias, era lo único que sonaba en el espacio que ocupaba el lugar donde HoSeok se había planteado vivir.

   Había ignorado por completo las palabras de HoSeok, porque no veía por qué se relacionarían con amo JiMinnie. Sin embargo, aquel error me costaría realmente caro una vez me diera cuenta el rumbo que tomaba mi travesía, la cual esperaba que durase muy poco y diera buenos frutos.

   Realmente no entendía ni sabía lo que me esperaba al final de mi aventura de un día.

   Realmente no entendía ni sabía lo que me esperaba al final de mi aventura de un día

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perdón, la inspiración.
🐰💜

BUN . GGUKMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora