Mis patitas estaban heladas, pero su pecho estaba calentito. Saltaba con mis flancos traseros hasta llegar a su boca, donde una varilla de zanahoria descansaba, esperando a mi llegada con ansias. Como soy un conejito obediente, comencé a comer la varilla de zanahoria. Y cuando iba por la mitad, sus labios soltaron el tubérculo para luego reír y acariciar mi cuerpecito peludo.
- JeongGuk, eres un conejo bueno. - mis largas orejas se deleitaron con aquel tono de voz, que aunque fuera diferente al de amo JiMinnie, me confortaba, sabiendo que me estaba cuidando y no me haría daño. Aún no lograba olvidar a amo JiMinnie, pero su recuerdo en aquellos momentos tan sólo me ayudaba a seguir adelante, deseando que nos volviéramos a encontrar pronto y sus dulces manitas de algodón pudieran acariciar mi ahora fuerte pelaje.
¡He crecido, amo JiMinnie! ¿Te sientes orgulloso de mí?
A HoSeok le agradaba mucho que me acurrucara en su pecho, y como sus ojos adoptaron un brillo de pena, lo hice para verlo sonreír. Me hice bolita en su pecho y le observé con la mayor dedicación que pude: no me sorprendía que HoSeok tuviera novio. Era guapo, simpático y atento con la gente que le rodeaba, incluso si no le agradaba.
Su rostro alargado y maduro, en todo caso, no reflejaba la felicidad y simpatía de siempre. Tenía sus ojos brillantes de pena plateada, y su sonrisa era como ver la cera de una vela derritiéndose lentamente con el brillante titilar de la llamarada de cariño.
Hacía ya un mes que estaba al cuidado de HoSeok, y hacía otro más que había llegado a aquel plano de vida. Pero desde hace un par de semanas que estaba así de triste, llorando a ratos, dándome de comer mientras sollozaba con las lágrimas de estrellas cayendo por sus pómulos pronunciados y su mentón delgado.
Entonces, no sabía muy bien qué hacer, tampoco en aquel momento. Sus ojos se cerraron y sus enormes manos me envolvieron para acariciarme de nuevo, a lo que gustoso me dejé temblar, en silencio. Quise morder su dedo, pero me controlé: sabía que no era el momento adecuado ni de lejos. Su cara aún tenía aquella tristeza plasmada en su sonrisa y la forma en que sus párpados caían.
- Aún no entiendo cómo pudo hacerlo. - murmuró, y yo no supe de qué hablaba. No lloró, pero su voz se quebró con cada frase que siguió.- ¿Cómo no me di cuenta antes? Debería haber sospechado más de que me diera la oportunidad de cuidarte. Todo el mundo sabe que no soltaba a sus conejitos.
Estiré mi cuello. Intentaba comprender de qué estaba hablando, ¿tal vez de amo JiMinnie? Pero no calzaba muy bien con lo que decía. Yo era libre en su cuidado y a veces incluso me revolcaba en el barro del parque y luego en la alfombra, aunque luego se enojara y me intentase secar lo más rápido posible, porque según él era muy pequeñito como para mojarme aún.
El timbre sonó. HoSeok me tomó en sus manos de otra manera y me dejó sobre su cama de galaxia con mucho cuidado, para así sentarse y salir de su habitación. Hasta su caminar era peligrosamente triste, y me decía que algo no andaba nada bien. Olisqueé el aire para captar las emociones de HoSeok, pero me encontré con las de alguien más.
Y también una voz muy grave, hablando en todo de paz con HoSeok.
¡Era su novio! Me caía tan bien, tenía una personalidad de diamante, fuerte y de hermoso aspecto. Sus ojos eran oscuros como cuentas de carbón virgen, sus dedos largos y delgados como ramas de árbol, y yo lo veía alto como uno. Aquel día, llevaba el cabello menta, y su piel brillaba bajo la luz del sol que se colaba por las enormes ventanas del apartamento.
Emocionado, salté sobre mi cama. El novio de HoSeok era el mejor amigo de amo JiMinnie. ¡Tal vez podría llevarme a él, oh, al fin! Pero ellos no parecían tan contentos. En cambio, me observaban como con pena, ambos sonriendo de la forma más fúnebre posible. El arcoiris de los ojos de HoSeok parecía ahora tornarse una simple luz demasiado tenue.
- ¿Crees que sea posible quedármelo? - preguntó con notable tristeza en su voz usualmente teñida de amarillo y hecha de fuertes paletas de azúcar. Los labios del novio de HoSeok emitieron un suspiro, y sus largos brazos rodearon su cuerpo.
- No lo sé, Hobi. Aunque tampoco tengo esperanzas amargas, ya sabes. - las manos delgadas y bien proporcionadas del novio de HoSeok se acercaron a mí y me acariciaron el pelaje, logrando que cerrara mis enormes ojos y soltara un suave suspiro de gusto. Levanté la cabeza para obtener más contacto, pero justo apartó las manos y me hizo sentir en ridículo.
Levemente avergonzado, me di media vuelta para saltar hasta el almohada y ocultarme bajo el mismo. Sentía mi pomposa colita al aire, pero con tal de que no me vieran la cara, todo bien.
- Ah, éste conejito a veces se comporta tan raro... ¿No es cierto, lindísimo JeongGuk? - exclamó lo más enternecido posible HoSeok, tomándome entre sus enormes manos y llevándome a sus labios para besarme en la cabecita. Me sentí cómodo, pero no tan cálido como cuando amo JiMinnie me observaba y dejaba que saltara cerca de sus mejillas de fresa y algodón.
¡Lo tengo que encontrar, HoSeok! ¡Tengo que encontrar a amo JiMinnie! Tal vez así la felicidad vuelva a los ojos de ustedes dos, porque ambos se merecen lo mejor de lo mejor. ¡E intentaré brindarles ése detalle lo más pronto posible!
Me acurruqué en el hueco que sus manos formaban, y cerrando mis ojos de nuevo, intenté relajarme hasta quedar dormido, ya que estaba cansado, y a la vez feliz por el plan que mi cabecita acababa de idear. No estaba nada mal.
-
Al abrir los ojos, me encontré en la cama en la que usualmente HoSeok me dejaba, es decir: una enorme caja de cartón, forrada por dentro con una manta amarilla muy mullida y de algodón real. A un costado, estaba mi plato de verduras en trozos, al otro el tubito de agua y una pared estaba abierta para que pudiera salir. ¿No ven que ya era grande?
Según vi en la cama, y luego al agudizar mi oído, deduje que no había nadie en casa. Era sólo yo y la luz de Luna que se colaba por la ventana ahora abierta.
Salí de mi zona de confort para saltar hacia el mueble abierto, luego a la mesita de noche y finalmente a la cama, donde me auto felicité con un salto más que se vio impulsado por el colchón. Cuando terminó aquello, me detuve a admirar la belleza de la Luna y las estrellas que a su alrededor servían de iluminación a la ciudad. Era la primera noche sin lluvias ni nubes solitarias desde hacía un buen tiempo.
Pedí el deseo de poder comenzar con mi búsqueda pronto antes de acomodarme en mitad de la cama y continuar con mi descanso.
puras weas 🐰🌸.
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BUN . GGUKMIN.
Fiksi PenggemarLos conejitos somos iguales a los humanos. No copiar ni plagiar o si no piu piu. doooorida©2017.