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   Era una tarde templada, nublada. No me importaba que la escasa gente mirase mis orejas largas saliendo desde mi desordenado cabello castaño. Corría tan tan rápido, ¡así encontraría luego a amo JiMinnie! ¡Lo amaba tanto, quería llenarle la carita de besitos y abrazarlo tan estrecho contra mi cuerpo...! De seguro ahora era más alto que él, ¡podría apoyar su cabeza en mi pecho!

   La calle estaba algo vacía, pero cuando hallé  una mujer mayor cercana a mi haber, le agarré del brazo con una fuerza que no esperaba de mi parte. Exclamé varias veces 'perdón' mientras hacía reverencias tan pronunciadas como la que hacía amo JiMinnie cuando su madre terminaba de pegarle. De suerte, esa mujer no era su madre, pero por respeto tendría que hacerlo aunque lo fuera.

   — ¡Perdón! Señora, ¿ha visto a amo JiMinnie? — le pregunté apresurado, y ella negó con la cabeza, aun algo asustada. Aflojé su brazo hasta soltarlo.— ¿Park JiMin?

   — Oh, JiMin, el hijo del banquero. — sonrió incómoda la mujer.— Eeeh... Pregúntale tú.

   Y la mujer salió corriendo, claramente asustada. Yo bajé la mirada, formando un puchero en mis labios con los ojos llenos de lágrimas, ¿por qué todo el mundo se empeñaba en hacerme sentir mal respecto a mi bello amo JiMinnie? Sólo quería entregarle todo mi amor y mi colita de algodón, tal vez un poquito de mi comida... ¡pero eso no importaba, no no! En aquel momento necesitaba llorar, pero no lo hice porque yo debía ser fuerte para amo JiMinnie.

   Y debía seguir buscándolo.

   Yo no sabía lo que es un banquero, por lo que tuve que irle preguntando a la gente con la cual me topaba en el camino sobre banqueros, bancos y jefes de bancos. Terminé frente a un edificio alto, blanco y con diseños intrincados. No sabía qué era ése lugar, y me daba miedo.

   Jamás entré, porque mi instinto me decía que si lo hacía, cosas muy malas sucederían. Así que preferí caminar sin rumbo fijo. Algunas personas se burlaron de mí, y otras me halagaron porque era 'atractivo y tierno a la vez'. No entendía muy bien aún qué era atractivo, pero no dudé en relacionarlo a amo JiMinnie, porque lo decían como algo bueno, y amo JiMinnie era todo lo bueno que existe en éste mundo.

   Con aquellos tranquilos pensamientos en mi cabeza, salté tranquilo hacia donde mi sexto sentido me lo dijera, es decir hacia aquel espacio de reja negra y piedras en el suelo. No habían muchas personas en aquel sitio, por no decir ninguna, y eso me facilitaba mucho las cosas a la hora de tranquilizar mis movimientos, porque de lo nervioso que me hallaba, me intentaba controlar aunque fuera un poquitito mínimo.

   Habían cosas inscritas en las rocas, las cuales tenían formas como rectas, bastante pesadas se veían para mí. Muchas rocas tenían a los lados y colgadas de las mismas, flores e imágenes de personas. Saludaba a cada una de ellas con la esperanza de que me devolvieran el saludo, pero sus miradas inertes fueron sus únicas respuestas.

   Llegué al frente de la imagen de mi amo JiMinnie: tal como lo recordaba, cabello oscuro, sudadera azul marino, unas mejillas que daban ganas de morder y una mano saludando eternamente, pequeñita, cubierta hasta la mitad por la sudadera. Sus mofletitos hacían que sus ojos se vieran como de media luna al sonreír, tal como ampliamente lo hacía en la foto.

   Unas azucenas decoraban la fría piedra caliza, que probablemente diría algo sin importancia y de lo cual no tendría que preocuparme. Por el momento, adoraba el altar que habían hecho para amo JiMinnie mihhvhentras yo no podía.

Park JiMin
(1995.10.13—2013.08.17)
Gran amante de los animales, rezamos porque viva mejor en el cielo.

   Como dije, nada de lo que debiera preocuparme. ¡Si se veía tan feliz en la foto! Tal vez así me miraría cuando nos viéramos de nuevo, sí, estaba seguro de ello. Ya no podía esperar a ello, la verdad. Recordaba tan bien su aroma fresco a fruta, el brillo de sus ojos cuando saltaba en su pecho, moviendo mi húmeda naricita al aire y mordiendo la suya con cariño y suavidad, aunque a veces se quejara y le hiciera llorar.

   Quería que me perdonase por aquellas mordidas, sí, y yo podría entonces deleitarme con aquellos labios almidonados, robarle el aliento y probar la frescura dulce de su piel. Podría abrazarle y hundir mi rostro en su cuello alto y delgado, podría acariciar el borde de su rostro con suavidad y profesarle todo mi amorcito y mi cariño, podría incluso llegar a compartir un par de zanahorias con él.

   Sí, estaba dispuesto a ello. ¡No me miren así sé que es demasiado privado! Pero mis sentimientos por amo JiMinnie siempre serán los mismos, contra viento y marea, siempre junto a él y a su felicidad, tan eterna como mi mirada tan profundamente enamorada y fija de mi amo.

   Cuando llegase a los brazos de amo JiMinnie, podría causarle la más ancha sonrisa, y mi felicidad sería tan eterna como la que yo buscaba para él, porque su felicidad era la mía y aquel sentimiento era tan innegable como mi propia diminuta y saltarina existencia. Tan cierto como que vería a JiMin de nuevo.

   A mi JiMin.

   Sentí un par de manos tomar mis hombros, y yo sonriendo me di la vuelta para hallar a HoSeok y a su pareja, mirándome. Yo señalé la bella foto de mi bello amo JiMinnie y continué sonriendo tan ampliamente como la persona de la foto lo hacía.

   — ¡Miren! ¿A que se ve hermoso? — pregunté derrochando alegría por mis poros hasta que me di cuenta de algo.— ¿Por qué lloran?

   — Venga, conejito, volvamos a casa.

🐰💜 perdón.

BUN . GGUKMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora