¿Atracción o justicia?
A pesar de que aquél fue un regalo inesperado y agradable de su parte, no había olvidado lo que había sucedido con Beltrán. Claramente mi orgullo y ego habían sido escupidos sin advertencia alguna, y la venganza en esos momentos tenía más que cabida en mí. No obstante, aunque fuera un asesino a sueldo, no podía ir y empezar una masacre solo por haberme hecho pasar una vergüenza moral, aunque eso es lo que quisiera.
Un conflicto mental se había desatado al pensar de qué lado estaba; del lado de Lisa o del lado de Beltrán, atracción o justicia. Podría deberse a que me sentía completamente vulnerable ante ella, tal vez pensaba que Lisa no tenía culpa alguna de los acontecimientos que se habían desatado desde el poderío de su padre, pues lo único que ha recibido ella de eso solo ha sido tragedia y dolor para su vida. Por otro lado, al pensar en Beltrán me sentía completamente desasosegado y desanimado, debido a que no entendía por qué le era necesario asesinar a Lisa.
Pensé en muchas opciones para no llevar su asesinato a cabo, como por ejemplo tenerla bajo protección de las autoridades, aislarla en una zona segura o en alguna otra parte que evitara por completo el quitarle la vida. Creo que había pensado en miles de opciones de las cuales cada una funcionaba.
Aún tenía en mente que había prometido acabar con satisfacción esta misión, pero algo en mí me decía que no era lo correcto, y a pesar de que también había firmado un contrato haciendo constar que yo estaría del lado de Beltrán, un pedazo de papel no era realmente significativo para mí en esa situación.
Transcurrieron las horas, y al llegar la tarde me vi neurasténico al tratar de encontrar una manera de decirle a Beltrán que no iba a continuar más de su lado. Sabía los riesgos que implicarían decirle a Seller que dejaría a Lisa en paz, pero me aseguré de correrlos, aunque estaba más que consciente de las ganas que él tenía de perforar mi cabeza con una bala. Como el sentido común de cualquier persona lo dicta, debía llevar las cosas en orden con respecto a Lisa y Beltrán, refiriéndome a decirles la verdad. En algunos casos el declarar los hechos tienen sus ventajas sin ninguna consecuencia detrás de, más en este caso no tenía ninguna ventaja, teniendo en cuenta que Beltrán me dispararía y Lisa me cortaría la cabeza para ponerla con sus trofeos como ya antes me había dicho. Así que no, en lo absoluto este caso tendría sus ventajas, pero me quitaría un gran peso de mis hombros al exponer lo que consideraba necesario. Creía más prudente comenzar con Lisa, debido a que tenía un cincuenta por ciento de que no me hiciera daño y otro cincuenta por ciento de que me cortara la cabeza, así que permanecí pensativo unas horas más planeando en dónde se lo diría y cómo se lo diría. Creí que el desayunar en La cocina de Marvin le había agradado mucho, y pensé también en invitarla a una cena de gala, en donde se haría notar más de lo que ella creía que lo hacía.
No duré mucho tiempo arreglando los detalles; como en dónde iríamos, cómo la llevaría y, por supuesto, cómo le diría la verdad basado en un pequeño e intenso párrafo que había escrito con el alma partida en mil pedazos. Pedí además una reservación en el restaurante más lujoso de Los Ángeles, y al estar todos los detalles de la cita lista, proseguí con la invitación, la cual fue la primera que había escrito en mi vida, y por eso la más sincera:
Esta noche la señorita Sumpter está cordialmente invitada a una cena de gala en el restaurante Gean Bean. Nos vemos en el lobby a las seis treinta. No llegues tarde.
Posdata: Vístete tan hermosa como si esta vaya a ser tu última noche en la tierra.
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Injusticia Divina ©
Teen FictionPublicada en físico por Editorial Círculo Rojo. James Mercer, un veterano de guerra convertido en asesino a sueldo, lleva las cicatrices de su pasado tanto física como emocionalmente. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una misión de Beltra...