Afuera estaba lloviendo, y Damien no fue lo suficientemente precavida como para empacar un paraguas. Aunque, ¿aún debía de considerarse a si misma como "Damien"? Diablos, sabía que no, pero le era muy difícil. Como la vez que se pintó el pelo verde, y cada mañana olvidaba que ya no era rubia. Así, pero multiplicado mil veces. Y con lágrimas en el proceso.
¿Cómo carajos nunca sospecho nada? Si, tenia la vena sarcástica y narcisista de los Holmes, pero hasta ahí. No a parecía en nada a sus "familiares". Dios, inclusive nunca había visitado la tumba de sus supuestos "padres". En su cabeza resonaban las excusas baratas de su "tia": Cariño, ellos fueron cremados. Mi cuñada siempre fue un alma libre, y quiso que sus cenizas se esparcieran en el mar.
Si, claro.
Lloraba de frustración, mientras pensaba que hacer.
Podía quedarse en algún motel barato, pero Mycroft no tardaría en encontrarla.
¡Carajo!, ¡en esos momentos ya debía de tener su ubicación por su celular!
Un destello de adrenalina recorrió su ser. Busco con la mirada a su alrededor, buscando a cualquiera lo bastante sospechoso como para estar siguiendola.
《Vamos, rubia tonta, aplica lo único bueno que dejaron los Holmes en ti》
Le hizo caso a su subconciente, y una vez que se aseguró que la única persona que estaba al pendiente de ella era un vagabundo en un callejón, se acercó a él.
Miró a su alrededor, y a apoyó en la entrada del callejón. Sacó su celular, y texteo un mensaje en la desesperación del momento.
"Profe, acepto su oferta. Busqueme en un radio de un kilómetro desde la ubicación donde le envíe esto".
Y entró al callejón, a paso firme.
Se paró frente al hombre mal vestido, y con un olor hediondo. Arrugo la nariz ligeramente.
--¿Cuánto tiempo llevas sin comer?-- le preguntó, con la voz llena de orgullo. El orgullo y la mochila en su espalda era lo único que le quedaban.
--Tres días, buena dama. Una semana si un litro de leche cortada no cuenta como comida.-- le respondió con voz baja, mirándola con una sonrisa autocompasiva. Damien le vio los podridos dientes con esa sonrisa.
Damien -o mejor dicho, Daniela- tomó del bolsillo trasero de su pantalón doscientas libras en efectivo. Se las tendió al hombre.
-- Te daré esto... -- ni lento ni perezoso, el vagabundo sin nombre se levantó de inmediato con ilusión en sus ojos, dispuesto a tomar el dinero, más dinero del que había visto en su vida, tan rápido como su eterno dolor le permitió. Pero Daniela retiro los billetes de su alcance --, siempre y cuando cumplas un pequeño favor.
El hombre asintió muchas, casi demasiadas, veces. Lágrimas bajaron por su rostro.
-- Tengo mucha hambre, señorita.--
Daniela sintió una punzada de dolor en su pecho con esa escena. Pero tenía que ver por ella primero.
Sacó también su celular de su bolsillo.
-- Tomará este celular, y se moverá cada tres horas del sitio donde esté. Eso es todo.--
El vagabundo pareció dislumbrar un poco de luz sobre el asunto de la rubia. Retrocedió un poco.
-- ¿En qué estas metida, niña? -- preguntó, asustado. Damien empezó a desesperarse, necesitaba poder distraer la búsqueda de Mycroft rápido, antes de que su profesor entrara en acción.
-- En nada que pueda afectarle. ¿Quiere el dinero o no?-- le respondió con brusquedad, viendo como el hombre sin hogar frente a ella, a paralizaba, reconsiderando su oferta.
Finalmente, con un gesto de vencimiento tomó tanto el celular como el dinero.
-- Dios te guíe por el buen camino, niña.--
La rubia sonrió melancólica, mientras un llamativo convertible rojo se estacionaba tras ella.
Q
ue curioso -pensó- , estoy a punto de ser guiada por el mismísimo diablo hasta el infierno.
Con el orgullo que le quedaba, se dio la vuelta, haciendo agitar su cabello. Caminó a paso veloz hasta la puerta del coche, y se montó dentro.
James le sonrió desde el asiento del piloto.
--Me alegra que hayas reconsiderado la oferta, cariño-- y pisó el acelerador, camino a la misma casa donde Daniela había temido por su vida.
La rubia suspiró.
--Siento que me esta llevando a lo más profundo del infierno-- le dijo, sin rodeos; aunque la verdad no era así. Ella no lo sentía así, pero el corazón no dejaba de latirle con miedo.
Moriarty sonrio con sorna.
-- Nena, todo bien Virgilio lleva primero a su Dante por el inframundo--.
Y pisó a fondo el acelerador.
Hey!
¿Cómo están? Espero que este capítulo haya quedado mejor que el anterior. Estoy intentando con un nuevo estilo narrativo (?
¿Cómo están las personitas del centro de México?
Todos estamos con ustedes, si nos levantamos antes, nos levantaremos ahora.
Gracias por leer, espero y les haya gustado.
Les quiero.
SW.
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Save the king; Moriarty.
FanfictionDamien Holmes es una chica fácil de irritar, difícil de controlar y salvaje en toda le extención de la palabra. Insultos y deducciones hirientes salían de su boca todo el día. A pesar de ser sólo prima de los hermanos Holmes, compartía su mismo car...