CAPITULO 1

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NARRA EMILY:

Estaba recostada en mí habitación con mí mente completamente en blanco, hasta que un suave golpe en la puerta interrumpe mi paz interior arrastrándome nuevamente a mi realidad.

—¿Puedo? -preguntó mí nona abriendo lentamente la puerta hasta escuchar mi confirmación.

—Claro -le dedique un sonrisa tras ver su rostro asomarse.

—Tu padre acaba de partir a un nuevo viaje cariño -suspiré. Siempre se la pasa en distintos lugares y me molesta, ya que fue así desde el fallecimiento mí madre. Él no lo dice, pero sé que no pasa tiempo conmigo por el simple hecho de que le recuerdo a mi madre. En fin, ahora la señora aqui a mi lado es quien se encarga de que no haga desastres en mí casa, mi nona —Ha dejado una nota para ti en la sala -tomé atención a sus palabras y con entusiasmo bajé rápidamente a la sala.

Podremos no tener la mejor relación padre e hija, pero, siempre que mí padre se va deja un detalle para que no me sienta mal. Cada vez que puedo le recuerdo que no hace falta, que ya me he acostumbrado a su ausencia, pero aún así aprecio que lo siga haciendo.

Llego a la sala y lo primero que veo es un carta sobre la mesa.

Querida hija, seguramente la señora Ester te habrá comentado sobre el viaje y así es, lamento tener que partir sin avisar nuevamente, pero tú sabes que si no fuera urgente no lo haria... Esta vez necesito que hagas algo por mí. No quiero dar vueltas, necesito que realices un trabajito por mi. Hay una persona que me debe medio millón de dólares,solo quiero que lo asustes lo suficiente como para que salde su cuenta, tómalo como un pequeño trabajo si así lo prefieres, pero no me falles. Sé mejor que nadie que no debo meterte en estos asuntos, pero sabes que no acudiría a ti sino fuera de vital importancia, de verdad necesito tu ayuda hija. Te amo.

Harry Salvent: actual dueño del hotel Rayentray, su oficina se encuentra en el último piso. Solo dile a la recepcionista que vienes de mi parte y será más sencillo.

Suerte mí niña.

Solo una palabra:

inesperado

Sin duda alguna esto es algo que no esperaba. Se con exactitud que mí padre hace un trabajo sucio, me ha entrenado desde que tengo memoria para ocasiones como estás, pero jamás imaginé que llegaría el momento de ponerlas en práctica. En fin, mí momento ha llegado.

Guardé mi arma en la parte trasera de mis jeans azules, la tape con mi remera blanca y para que ningún bulto sea visible, una chaqueta de cuero negra por encima que, cabe aclarar, me queda enorme.

—¡Adios nona! -grité desde la planta principal, no esperé respuesta alguna y subí rápidamente a mí coche. Enciendo mi móvil e ingreso al chat grupal que tenemos Johann, Edwin y yo para avisar que nos encontraremos en casa de Edwin, sin más, enciendo el coche y marchó rumbo a mi destino.

Johann y Edwin son mis mejores amigos de toda la vida, mis mayores travesuras las hice junto a ellos ~sin malpensarlo, obvio~ mis mejores momentos también los he vivido junto a ellos, a decir verdad, no tengo idea de que sería de mí sin ese par de tórtolos.

Llego a la residencia de mí querido amigo y entro como si fuera mí propia casa, ya que jamás le ponen seguro a la puerta principal. Lo se, yo tampoco entiendo como es que aún no le han robado. Es más, he llegado a la conclusión de que esta mansión está protegida por los mismos dioses.

—¡Llegue familia! -cabe resaltar que la confíanza que hay con la familia de Edwin es única, sus padres me consideran una hija más, y la pequeña hermanita de Edwin es quien más me agradaba en ésta casa, es ternura pura.

Emily Thompson (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora