[Dos]

492 51 3
                                    

Como en la ocasión pasada, ella no deseo ser salvada de la inminente muerte que realmente no le parecía nada aterradora, era sobre todo tentadora. Pero allí estaba ella siendo chequeada por un concentrado Reiji el cual intentaba encontrar una razón lógica para lo que había ocurrido hace unas horas atrás. Todos habían sido testigos de como el frágil corazón humano de la rubia había dejado de latir por al menos unos diez segundos antes de que finalmente esta regresase inexplicablemente a la vida.

— ¿Alguna molestia?

Yui negó lentamente, cansada de las constantes preguntas que le hacia el segundo hijo. Era evidente que su 'resurrección' había sido un caso muy raro que intentaba comprender. Pero aun así deseaba tener al menos un momento de tranquilidad para si misma tras esa experiencia tan poco común. No todos los días se desafiaba a la muerte, incluso si ella ya lo había hecho anteriormente. Lo atribuye al hecho de que nada era normal en su vida desde que había llegado a la mansión.

Reiji suspiro y lentamente saco sus anteojos. Observo a la rubia de forma pensativa, intentando comprender un poco mejor como había pasado todo. No entendía además el porque la rubia había deteriorado en su tan repentinamente y le llevo a ese estado tan critico. Había estado bien los días anteriores, incluso si se mostraba débil eso era bastante usual en ella.

— Puedes retirarte, Yui.

La blonda asintió, aliviada de finalmente tener un respiro. Sin mucha prisa se levanto y abandono el pequeño despacho de Reiji, sintiendo como se quitaba un gran peso de los hombros. Su dios finalmente estaba siendo justo con ella, pues desde que había despertado no se había hecho algún atentado contra su frágil salud, y eso era algo bueno teniendo en cuenta como eran los hermanos.

Incluso si en el camino a su habitación se sintió observada, nadie interrumpió su andar hasta que finalmente ingreso a su habitación. No había una sola presencia dentro o en su baño, lo cual fue bastante reconfortante. Por primera vez se sintió tranquila como para olvidar que estaba en una casa rodeada de vampiros adictos a su sangre. Esperaba que esto continuase de ese modo al menos unos pocos días mas.

— Dios, por favor...

Antes de descansar lo correcto era rezar. En silencio se dedico a esto, esta vez rogando por ser capaz de escapar algún día de las manos de aquello hermanos, o de lo contrario prefería la liberación a través de la muerte. Prefería elevarse a los gloriosos cielos en un descanso eterno que sufrir el mismísimo infierno estando aun en la tierra.

Ella de una forma retorcida le había tomado cierto cariño a aquellos vampiros, sin embargo seguían siendo seres desalmados que podían matarla en cualquier momento, y aun así preferían hacerle sufrir. Al menos le gustaría ser capaz de contar con alguien para afrontar aquel destino tan amargo.

[...]

Nuestras pequeña se siente muy sola.

¿Deberiamos ayudarla?

Un compañero sería buena idea.

Ninguno es apto para ella.

Eso podemos cambiarlo. Seria interesante tener a quien la proteja.

Me parece bien. Y que ella decida al final.

Una pieza se movió en la oscuridad del salón, otra fue eliminada del tablero mientras se escuchaba una estruendosa carcajada.

[...]

Karlheinz apretó sus labios mientras leía atentamente los informes y papeles que tenia en su escritorio. Le frustraba que por mucho que buscase aun no encontrase la suficiente información como para saber a quienes se enfrentaba. Tarde se había dado cuenta de que aquellas personas que se presentaron ante el eran mas de lo que imaginaba.

— ¿Ya te has dado cuenta?

Alzo su rostro, su expresión impasible. Una carcajada resonó, burlándose de su miserable situación y la penumbra en la que el mismo se estaba hundiendo. El rostro de la persona recién llegada no podía verse, sin embargo apreciaba claramente como este no dejaba de lanzar y atrapar en su mano una pieza de ajedrez.

Se contuvo de mostrar la molestia que sintió, sobre todo porque realmente no les había sentido entrar. Por el contrario, sonrió intentado parecer relajado aun cuando sabia que ellos fácilmente podían saber como se sentía en ese momento. No había demasiado información pero sabia que eran de cuidado.

— ¿Para que la quieren?

Era una pregunta que rondaba su mente desde su ultimo encuentro. El la tenia en su poder por su plan, sin embargo no entendía que podían necesitar otras personas de aquella chica. Ellos no habían pedido a la chica para si mismos, contra todo pronostico estos habían solicitado que dejara a aquella humana en libertad, pues ellos actuarían aun estando lejos para así darle tranquilidad. No sabía porque, pero sus planes parecían ser mas grandes que los suyos y eso era algo que le desagradaba bastante.

— Ella es muy valiosa como para estar en tus sucias manos. No le queremos para darle sufrimiento como ustedes — Deja de lanzar la pieza y la atrapo cerrándola en un puño. A su lado la otra persona se movió un poco.

— O quizás si.

Intento omitir esto. Un chasquido de lengua atrajo sus atención al que mantenía la pieza de ajedrez en su mano. No podía desviar sus atención de aquel objeto que aunque no podía ver, sentía que debía estar al pendiente. Aun necesitaba buscar mucho mas, necesitaba nuevamente ser el quien controlaba la situación y quien decidía que sucedía; quien vivía y quien no.

— No intentes nada. Tu pieza ya ha sido eliminada del juego — Aquello sonó como una advertencia, sin embargo había malicia y burla en la voz. Finalmente la persona frente a el abrió su mano y revelo la pieza de ajedrez que se trataba de nada mas y nada menos que un peón. — Piensas que puedes arrasar con todo a tu paso, pero solo puedes dar un paso a la vez — Aquello le molesto. No entendía como podía ser solo un simple peón en aquel retorcido juego que parecían tener ellos.

Se permitió entonces apretar sus manos en puños al darse cuenta que nuevamente estaba solo en la habitación. Era indignante, sin embargo sabia que no tenía oportunidad hasta que no descubriese porque aquella chica era tan importante para ellos.

Piezas → Yui KomoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora