[Tres]

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Allí estaba nuevamente ella, intentando escapar del quinto hijo que aquel día parecía especialmente empeñado en lograr tenerle lo suficientemente cerca. Sabia que sus constantes carreras no servían de mucho, sin embargo nunca se rendiría con la esperanza de que un día pudiese finalmente ser libre.

Todo estaba tan bien. Había tendió casi dos semanas de paz y libre de dolorosas mordidas, pero todo tiene su final. Tras doblar en el pasillo se escondió en un baño de visitas con un tamaño mas reducido que el suyo. Apretó sus manos contra su pecho y retrocedió hasta que su espalda toco la pared mientras intentaba calmar su respiración. Cerro sus ojos mientras en su mente repetía unas cuantas plegarias.

Sabia que dios no siempre respondía a todos los llamados, pero era bondadoso con sus hijos y sabia en que momento debía intervenir. Esperaba ser tocada por aquella gentileza bendita, pues ya no era capaz de soportar toda esa agonía que le brindaban los hermanos; no necesita mas mordidas o lágrimas.

— ¿Que sucederá cuando extienda mis alas y vuele lejos?

Eso solía cuestionarse siempre. Si había una mínima oportunidad ella no dudaría en escapar a la tan ansiada libertad, pero entonces ¿Que sucedería con los Sakamaki? ¿Que harían ellos al no encontrarle? No creía ser lo suficientemente importante como para que estos se tomasen el tiempo de buscarle, pero sabia que eran orgullosos y no aceptarían tan fácilmente que había huido.

— Eso jamas sucederá. Porque no te dejare ir, Chishinashi.

Abrió sus ojos sorprendida y observo la expresión tan seria que tenia el pelirrojo en aquel momento. Parecía detallarla en silencio teniendo una especie de batalla mental, y esperaba que el lado que ganase fuese uno que no le perjudicara. Apretó un poco sus labios y se apego mas a la pared cuando este se acerco con pasos lentos a ella.

¿Que tan miserable debo ser para que te apiades de mi, señor? Sus expresivos ojos se cristalizaron debido a las lágrimas contenidas. Ayato detuvo sus pasos al notar esto y le observo fijamente antes de chasquear su lengua. Yui soltó un pequeño grito cuando este alargo su mano hasta sujetar de la cintura; y con un fuerte tirón ya se encontraba apegada a su torso.

En los ojos de Ayato había algo que nunca antes había visto, pero inocente y noble como lo era ella; no podía entender que significaba. El agarre era firme pero no le lastimaba de ninguna forma, y es por esa razón que se permitió observar con absoluta atención aquellos orbes esmeraldas.

— Incluso si tengo que cortar tus alas, no permitiré que te alejes de mi — La mano libre de Ayato acaricio su cuello, y aunque ella tembló de pies a cabeza esperando alguna mordida de su parte; esta jamas llego.

[...]

Parece que ya ha hecho su primer movimiento.

¿Que pieza debería darle?

En la oscuridad de la habitación podía apreciarse el fino tablero de ajedrez hecho de cristal. Parecía ser que este tenían un resplandor propio pues era lo único que iluminaba tenuemente la estancia.

El parece muy seguro de si.

Nuestra pequeña le tiene aprecio, pero...

...El le ha hecho mucho daño.

Esta estará bien...

Extendió entre la oscuridad una pieza en su mano, la cual parecía brillar. Otra manos arrebató la pequeña pieza de ajedrez y soltó una pequeña risilla llena de malicia. Era bastante interesante su elección.

...Por el momento.

Habían tenido todo planeado; Dos alfiles, dos torres y dos caballos. Exactamente seis piezas para la reina. Pero ahora... ¿Quien era el rey?

Las cosas se tornan interesantes ¿Que harás, pequeña Yui?

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2017 ⏰

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