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Un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Doy un grito de terror y, acto seguido, bajo por las escaleras con tanta prisa que me caigo en el quinto escalón. Intento levantarme, pero sigo cayendo por aquellas escaleras de caracol sin un principio y sin un fin. El tiempo y la cordura me abandonan y, quien sabe, tal vez pasen días, meses e incluso años pero yo continuaré cayendo sin descanso.

Fin.

La oscuridad está llena de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora