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Estiro la mano, intentando alcanzar aquellos pequeños destellos. Uno se me posó en la mano, creía que quería jugar conmigo. Al poco rato  se me subió otro y otro y otro más. Sin duda alguna me ahogaba en aquel mar de pequeñas de pequeñas y brillantes luciérnagas.

Fin.

La oscuridad está llena de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora