Porque... [HUMAN! MetaKirby]

Realidad

En el castillo, el rey observaba todo el festival desde su cámara portatil secreta: un pequeño saltamontes falso que servía como espía para la mayoría de sus planes y fechorías.

Había estado observando todas las cursis y estúpidas decoraciones y costumbres de los plebeyos mientras, ellos creían, él se había recluído al interior de su castillo como el viejo amargado que, por supuesto, no era (Por supuesto, mi buen Dedede...). Habían estado bailando y abrazándose, sonríendo como si de verdad se quisieran tanto los unos a los otros.

Aparte de haciendo otras tonterías de las que hacen los amigos.

Su mirada en la pantalla era de concentración y malicia, una sonrisa turbia formándose lentamente a la vez que seguía al chico pelirosa en su exploración por la fiesta, acosándolo y atosigándolo al hacer que el bicho falso le saltara en la cabeza varias veces, logrando que este soltara chillidos de confusión a la vez que giraba la cabeza y se tanteaba la coronilla. Era graciosísimo.

Pero para el momento estaba en algo más importante; había captado un pequeño detalle. Había notado algo que inclusive alguien tan distraído como él notaría (?):

Kirby había permanecido todo el rato junto al Caballero oscuro.

Apenas había llegado al lado de la fastidiosa nerd -Fumu- y su detestable hermano menor a la fiesta, había corrido directo al lado del enmascarado. Aunque Fumu ya se había ido a convivir con otras personas, y Bun estaba con sus amigos bailando en el centro, éste permaneció ahí.

Pero Kirby se había quedado sentado en la misma mesa todo el tiempo al lado del caballero. Aún se notara en el rostro del joven que tenía una inmenso deseo de ir y devorar todo, se quedaba ahí... relativamente quieto.

Eso...

Eso le daba una buena idea; bastante astuta y muy inteligente, ciertamente. Como siempre. Pues inclusive alguien tan distraído como los Waddle dees se daría cuenta de ese detalle.

—¡EscARGOOOOON!— llamó a todo lo que su voz daba, haciendo un estruendoso eco por los solitarios y oscuros pasillos de su Castillo hasta la habitación del pobre hombre -quien en realidad ya estaba descansando pacíficamente-, que se levantó de un aturdido salto y corrió agitado hasta la sala del trono.

—Heika...— exhaló apoyando sus manos en sus rodillas para recuperar el aliento, usando una sencilla bata azul pastel como pijama. —¿Qué sucedió?— levantó la mirada, soltando un grito al tener al rey prácticamente encima. Se cubrió la boca con ambas manos al notar que había gritado así.

—Ya tengo el plan para atrapar a esa estúpida masa rosa de suéteres— su consejero comenzó a soltar balbuceos de sorpresa y confusión. Dedede se apartó para déjarle su asiento -trono- unos segundos.

Escargon levantó la mirada hacia la enorme pantalla donde era transmitidas las imagenes de la cámara oculta, captando en seguida los cabellos de color rosa y sabiendo de memoria a quién pertenecían. Sin embargo, seguía sin verle el sentido lógico.

—¿Su majestad?— Dedede le hizo una seña para acallarlo, llevándose un dedo a la boca mientras volvía a sonreír apuntando más insistentemente a la pantalla, ordenándole silenciosamente a Escargon que observara.

Dedede tomó el mando con una palanca, logrando que pronto cambiara la imagen a algo más. El hombre dio un salto en su lugar al distinguir la máscara de Meta Caballero a menos de un metro de ellos, soltando algunos balbuceos de pánico.

—¡He-Heika! ¡¿Qué planea que tenga que ver con... ÉL!— inquirió alterado. La sencilla espectativa de algún plan que fallara y pudiera acarrearle consecuencias con ése sujeto... le hacía tener escalofríos. —¡No haga lo que sea que esté pensand-...!— comenzó a ver pintas de todos colores bailando frente a sus ojos por el fuerte golpe que acababa de darle su Rey, sosteniéndose el lugar lastimado mientras soltaba algunos quejidos adoloridos.