capítulo tres.

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03 | cada





— ¡hey! —saludó alegremente una voz a las espaldas de joshua, el rizado se giró encontrándose con una cálida sonrisa y unos cabellos chocolates que relucían por todo el pasillo— yo creo que no te agradecí de la manera correcta, así que planeaba invitarte algo después de clases... es viernes y no tenemos entrenamiento así que... ¿qué dices joshua?

el chico de ojos rasgados se sonrojó y miro a tyler directamente a los ojos, su cabeza estaba un poco inclinada hacia atrás pues tyler era muchísimo más alto que él.


— c-claro, así sirve que nos conocemos y somos amigos. ¡me agrada la idea! —sonrió finalmente logrando calmar a tyler.

— bueno, ve pensando a donde quieres ir y te veo en la entrada después del horario de clases ¿te parece? —josh asiente energéticamente logrando que el castaño suelte una risita— vale, te veo después.



y comenzó a caminar pasando de largo al chico de ojos rasgados, ¿qué era esa sensación? fue como si su estómago diera un giro enorme, como si sus pulmones se hubieran cerrado por una milésima de segundo y como si el propio infierno estuviera en sus mejillas, se sentía... increíblemente bien.

— es normal —se murmura antes de que suene el timbre que indica que es el último periodo de clases.

























— ¡no jodas! ¿enserio? —ríe el castaño mientras que lanza su cabeza hacia atrás y suelta una risa enorme que se podría decir que suena por todo el parque— ¿y qué hizo tú papá?

— ¿pues qué se hace cuando se te olvida que tu hijo estaba en el mismo colectivo que tú pero te has bajado sin él*? —ríen nuevamente los dos— corrió detrás del autobús gritando que estaba ahí, por suerte logró alcanzarme.

— que locura —niega con la cabeza mientras que recarga sus codos en sus rodillas.

— ¿cómo sigues con eso? —toca su pierna logrando que tyler rápidamente alce su mirada, pareciera que sus dedos se han estremecido en ese inocente acto, retira su mano rápidamente— ¿no te duele ya? —trata de ignorar lo anterior y efectivamente lo logra.

— un poco pero con el tiempo sanaran, no sé qué pasó... simplemente me resbalé pero si no fuera por ti hubiera seguido corriendo y posiblemente estuvieran peor —lleva una de sus manos a su rodilla derecha para acariciarla con delicadeza, dibuja una mueca de dolor— gracias.

— no tienes que agradecer todo el tiempo tyler, lo hice con gusto —sonríe provocando que se achinen sus ojitos, el castaño no puede evitar mirar aquello.

— ya está a punto de anochecer ¿por dónde vives?

— en la calle 21.

— ¡es cerca de donde yo vivo! es como a unas cinco calles, iré a dejarte a tu casa.

ambos chicos se levantan con unas sonrisas en su rostro.

joshua no se encuentra corriendo y ni mucho menos escalando aquellos juegos de cuando era niño pero... las sensaciones que siente son mucho más agradables que aquellas, no es como si estuviera volando pero se sentía mejor... es decir las aves tienen un límite para volar, solamente tienen el cielo, si vuelan más allá de él, mueren y si bajan más allá de él tocan el infierno del planeta.

pero joshua no tenía alas para poder volar siempre, pero... aquellas sensaciones que tyler le provoca ¡son mejores que volar! es como si fuera...

¿libre?






















*: eso le pasó a mi mamá con mi hermano cuando él tenía cinco años.

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