Publicado originalmente: 20/agosto/2017.
Aclaraciones: «Pensamientos».
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II. Mis amigos son tus amigos
La mente de Ayato Sakamaki era un caos.
Estaba aún dentro del agua. Desde que cayó al lago se puso manos a la obra y empezó a nadar hacia la superficie; sin embargo, no importo cuánto moviera sus brazos y piernas, no podía llegar hasta arriba. Algo ocurría. No sabía qué, pero sucedía. El agua no dejaba de bramar, no obstante, Ayato parecía estar fijo. Su corazón golpeó con fuerza su pecho, al punto de querer abrirse entre la carne y huesos con tal de escapar.
Él debió ser precavido, antes de la traición de Leila se hallaba preocupado por la seguridad de su amiga humana, puesto que varios trabajadores de la mansión habían sido encontrados muertos cerca del lago; Karl Heinz estaba haciendo de todo para resolver el problema, el mayor de los trillizos fue contagiado por el miedo, ya que su padre se veía más cansado, con estrés y de mal humor, porque aparentemente ni toda su sabiduría al vivir tantos siglos le podía ayudar a resolver el misterio relacionado con el lago.
Y ahora, Ayato se encontraba dentro de aquellas aguas malditas.
«¿Por qué?, ¿qué es esto?».
Pensó y abrió la boca de la impresión, dejando entrar agua a sus pulmones, al momento de sentir como "algo" rodeaba su cintura y apretaba.
Más fuerza y estirones le dieron vueltas a su cabeza, ya para cuando pudo reaccionar se hallaba sobre el puente de madera, escupiendo agua y tratando de respirar.
Una vez recuperado, controlando los temblores de su cuerpo ante el gélido viento, levantó la cabeza y sus ojos se agrandaron de sorpresa, el cielo era rojo, tenía tres lunas y aves (que solo podían pertenecer a cuentos y relatos para asustar niños) surcaban el firmamento. Vio hacia todos lados pero no reconoció nada, ¿dónde estaba su casa?
Se puso de pie y sus ojos volvieron al lago, cuando detrás de él sintió como algo viscoso tocaba uno de sus brazos como si le pidiera darse la vuelta.
Lo hizo y gritó.
Había un montón de criaturas que sobresalían del agua, riéndose, chillando, todos distintos pero compartiendo como característica un cuerpo deforme; algunos con más ojos, otros con más dientes y unos cuantos más con brazos tan largos que alcanzaban a tocar el puente, brazos que exudaban un líquido capaz de traspasar la madera y destruirla como si se tratara de ácido.
— ¿Q-qué...?
Apenas fue capaz de pronunciar y "esas cosas" aumentaron su escándalo.
—Como nosotros, eres tal y como nosotros —dijeron al unísono, sus gritos haciendo que Ayato se tapara los oídos y retrocediera.
Esto era demasiado, el vampiro no aguantaba más, su cabeza daba vueltas, tantas que, el terminar por perder la consciencia fue un alivio.
[...]
Ayato Sakamaki sintió un golpe en su mejilla izquierda.
Abrió de jalón los ojos y se apartó de las pequeñas y frías manos de Leila.
¡Estaba de vuelta en casa! Aun así, su mirada vagó por todos lados y soltando un pequeño suspiro, asintió, no había nada fuera de lugar. Acarició su piel herida, Leila lo había golpeado muy fuerte. «Así que todo fue un sueño», pensó y no quiso darle más vueltas a esa conclusión, su cordura no se hallaba lista para encontrar otra más.
—Estabas agitándote mucho, así que no tuve más remedio que pegarte —explicó Leila, pasó uno de sus largos mechones de cabello detrás de una de sus orejas y sonrió—, no sé la razón de tu miedo Ayato, después de todo mis amigos son tus amigos.
— ¡Estás loca, ¿cuáles amigos?! —el pelirrojo se levantó enojado, recordando que Leila lo había aventado al lago—, ¡solo sé que me arrojaste al agua sin razón, no somos amigos! —Ayato cerró sus manos con fuerza al oír la risa estridente de Leila—. ¡Deja de reírte, no es gracioso!
— ¡Es que seguro crees que no es real! Pensaba que solo los humanos huían de la verdad, sin embargo, parece que los vampiros también son igual de evasivos.
Leila tapó su boca y trató de contener su diversión, Ayato pensó seriamente si sería buena idea cobrarse la "bromita" ahora con un buen puñetazo, poco le importaba que Leila fuera una chica.
—No fue un sueño o ilusión por casi ahogarte tontito —antes de que el pelirrojo comenzara a replicar, Leila se puso de pie, pasó sus manos por su cabello para acomodarlo, aunque no lo necesitaba, para finalmente agarrar la camisa blanca de Ayato y subirla más arriba de la cintura de él (a pesar de las protestas y forcejeos)—. ¿Lo ves? Estás marcado, tienes la prueba de la amistad grabada en tu carne.
Ayato se quedó quieto y abrió la boca, pasó las yemas de sus dedos por la piel ligeramente enrojecida de su cintura (justo donde ese "algo" lo había tocado dentro del agua) y quitó la mano de golpe ante el ardor.
«No, no es cierto, ¡no puede ser...!».
Asustado, porque quizá su sueño no fue un sueño después de todo, empujó con fuerza a Leila (la cual cayó de sentón y volvió a reírse como desquiciada), y corrió, no se detuvo aunque uno de sus costados comenzara a dolerle por el esfuerzo, al menos no hasta que pudo entrar a su casa.
El mayor de los trillizos se sintió más seguro cuando sus dos hermanos menores lo rodearon curiosos.
—Eh, Ayato-kun está todo mojado, mamá no va a estar contenta.
—Mamá te regañará muy feo Ayato, ¿verdad que sí Teddy?
En aquel momento a Ayato no le importó que Cordelia pegará el grito en el cielo al verlo con la ropa toda arruinada, ni que le gritará por dejar de lado sus obligaciones escolares, como tampoco que lo dejará sin comer dentro del calabozo por tres días enteros.
No cuando se hallaba lejos del lago, de "esas cosas" y de Leila.
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Ver para creer [Diabolik Lovers | Ayato Sakamaki & OC]
FanficAyato Sakamaki es curioso, sin embargo, esa curiosidad podría meterlo en problemas, más cuando el problema es una niña humana que parece adorar el lago cercano a su casa.