Tú, princesa Disney.
Eres dulzura envuelta en heridas y rasguños.
Eres la protagonista de un cuento, de tu cuento, donde tu mayor enemigo vive dentro de ti.
Princesa rosa, pero aún así, dura, salvaje y atrevida.
Recuerdo que amas las historias de amor y esperas a ese príncipe. Y actúas como esa bella princesa pero no en apuros, porque sola puedes con el mundo. Y sé que a veces no te das cuenta pero puedes con todo.
Eres de esa nueva generación de princesas llenas de coraje. Eres princesa, con cerebro... (y eso muchas veces es difícil encontrar) con un cuerpo que no se muestra pero impone. Con unos ojos que irradian belleza y dulzura. Aunque algunas veces traen una mirada de mala leche pero de las que apetece beber dos tazas. Con una boca con la que no sólo sonríes si no que das tu opinión y también pueden salir barbaridades y palabrotas pero aún así es belleza salida de ti. Y recuerda princesa, que serás rosa pero tienes tu guerrera dentro.
Cuentos, fantasías, amores eternos, hadas. Eso eres tú. Y eso te hace a tí.
Tú, princesa, me explicaste que por mucho tiempo estos cuentos fueron tu refugio y que ahora, AÚN, sea parte de ti, es hermoso.
Esto me recuerda que la vida está llena de libros y cuentos, y me alegra haber tropezado con el tuyo. Que no eres un cuento más, si no un libro que guardo en mi mejor librería.
Gracias por no ser una princesa del montón, gracias por ser la protagonista y gracias por llevar heridas y aún así creer en el amor.
Para ti. Sintra.
G. Jiménez
