Suicidas.

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Las dos chicas estaban sentadas una al lado de la otra. A. con miedo a ser olvidada y M. con miedo de seguir atada.
Miraban toda la ciudad desde ese acantilado y A. se atrevió a romper el silencio preguntando: "¿Tú, me quieres?." La otra chica mirando fijamente al paisaje y cómo el sol iba escondiéndose le respondió: "Te quiero... " A. no encontró felicidad en esas palabras porque sabía que venía un "pero" después. M. tragó saliva y aún sin dejar de ver a la nada siguió la frase: "... pero puede que no te quiera como tú me quieres a mí."
A. imaginó cómo sería volar, y sin pensárselo dos veces alzó sus brazos y saltó al vacío.
A. caía sin frenos pero el Amor le hizo volar, M. con pánico se dio cuenta que tenía Miedo a querer y a sentir, y ella sí saltó al vacío contra la verdad que escondía.

                                          G. Jiménez

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