Te escapas y te diluyes entre mis dedos,
intento cogerte pero te escapas.
Escapas de lo que somos y
de lo que éramos.
Siempre fuiste un ángel
y ayer por fin abriste tus alas.
Y ya no escapas pues
de mi mano saliste volando.
Y ahora eres sola, libre, y lo veo. Aprendiste a vivir sin mí. Y yo olvido la vida y ahora esto parece un bucle en la que una se recupera y vuela y la otra se estrella, pero ha cambiado, tú te has recuperado y has volado tan alto que te perdí de mi horizonte y yo...
Esta vez creo que caí sin paracaídas, de improviso, y caí muy fuerte contra el suelo o contra la verdad.
Todo se despedazó y hasta mis piernas se rompieron y ahora hasta levantarme me cuesta.
Me cuesta y duele, mi estómago vacío recuerda mis náuseas. Mi garganta tiene el 'tic' de hacer ese asqueroso movimiento de cuando voy a vomitar y lo tiene totalmente guardado.
Mi corazón está presionando en mi espalda o en mi pecho. Creo que juega a moverse. Y ya no recuerdo lo que era tener un pulso continuo. Se debilita cada vez más.
Tus alas por fin son las más fuertes.
G. Jiménez