Capítulo 4

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Cuando Arianna abrió los ojos, se encontraba sola en su cama. Tenía un fugaz recuerdo de Richie despidiéndose de ella antes de irse. Una alarma sonó en su cabeza cuando se dio cuenta de que estaba sonriendo.

Decidió levantarse a pesar de que su despertador no había sonado aún. Tal vez una larga ducha le aclararía las ideas.

Un par de horas después, se encontraba saliendo de su casa para ir al trabajo. Alex la estaba esperando, parado junto a su auto, con un ramo de rosas rojas en sus manos. Ari tuvo que fingir una sonrisa mientras se acercaba a él.

-Hola, mi amor. Espero que hoy te sientas mejor –dijo para luego acercarla a él con su mano libre y depositar un corto beso en sus labios.

-Sí, me siento mucho mejor- Aceptó las flores que le estaba entregando- Son hermosas. Gracias.

La cara de él le hizo comprender a la chica que tal vez estaba esperando otro tipo de agradecimiento, alguno más cariñoso o efusivo. Pero por mucho que se esforzaba, no podía evitar sentir cierto desgano al verlo. El encuentro con Richard le había afectado más de lo que esperaba.

Volvió a la realidad cuando, de un brusco tirón, Alex le arrebató el ramo de rosas y lo tiró al suelo para luego pisotearlo.

-No me tomes por estúpido ¿Crees que no lo noto? Estás actuando distante conmigo desde que Sambora regresó. Pero te advierto una cosa, Arianna... Él nunca podrá volver a tenerte- Lleno de rabia, rodeó el coche y entró por el lado del conductor- Pasaré a buscarte más tarde. Espero que para entonces hayas cambiado esa actitud tuya.

La muchacha no podía creer la situación que acababa de vivir. Ni siquiera pudo responder. Se quedó parada allí, viendo como su novio arrancaba el vehículo y salía andando a una velocidad bastante elevada ¿Quién era ese hombre? ¿Acaso Alex siempre había tenido este tipo de actitudes y ella apenas podía notarlo hasta ahora? Al parecer la llegada de Richie estaba transformando a todos.

Rose había presenciado todo accidentalmente. Estaba cerca ya que había ido a hacer una entrega de trajes en el vecindario. Tampoco podía dar crédito a la escena ocurrida segundos atrás. Se apresuró en llegar junto a su amiga, quien no paraba de temblar.

La guió de nuevo al interior de la casa y la sentó en uno de los sillones de la sala. Fue por un vaso de agua a la cocina, y cuando regresó la encontró llorando casi de forma desconsolada.

Estuvieron varios minutos en silencio. Rose finalmente habló cuando su amiga se tranquilizó lo suficiente como para oírla.

-Ari, eso no estuvo bien. No sé qué pasó exactamente, pero él no puede tratarte así.

La rubia le contó el incidente que había sufrido la noche anterior en el restaurante y como había reaccionado Alex después del encuentro con el músico.

-Siempre observé que él no te dejaba sola en ningún momento cuando salíamos. Que estaba demasiado pendiente de con quién hablabas y demás, pero no imaginé que sería tan grave. Debes terminar con esto antes de que pase algo mayor –Volvió a hablar Rose- Hoy actúa así por Richie, pero no sabemos si mañana se sentirá inseguro de alguien más. La cosa podría ponerse fea.

-Tienes razón. Aún no puedo creerlo. Era tan dulce conmigo...

-Así es al principio, amiga. Tal vez deberías llamar a tu trabajo para informar que no irás.

-Iré. Me volveré loca si me quedo aquí encerrada. Alex dijo que pasaría a recogerme luego. Debo hablar con él, pero no creo estar lista para hacerlo hoy.

-Yo iré por ti una hora antes. Saldremos a comer algo y luego te acompañaré de regreso aquí para asegurarme de que no esté esperándote en la puerta. Lo verás cuando estés preparada.

-Eres la mejor, lo sabes, ¿no?

-Por supuesto que sí –Rose abrazó a la rubia- Vamos. Tengo el coche a unas casas de aquí. Te llevo.

Llegada la hora del almuerzo, Arianna se felicitó por haber decidido ir a trabajar. Había tantas cosas por hacer con respecto al show de Richie. Iba a tratarse de algo pequeño, pero eran varios los detalles a tener en cuenta. Pensaba saltarse la comida, tenía que revisar el contrato del lugar donde el evento iba a realizarse, mas el destino tenía otros planes para ella.

Richard entró por la puerta sosteniendo una caja de pizza y una bolsa con refrescos. Ella lo recibió con una enorme sonrisa, la cual se borró al instante cuando cayó en la cuenta de que eso no era correcto.

-¿Qué haces aquí? Creí que habías entendido lo que quise decir anoche.

-Nunca te dije que iba a hacerte caso. Además, estás aquí por mi culpa. Apuesto a que ni siquiera ibas a comer para poder seguir arreglando todo para el concierto. Como soy el responsable, decidí traerte la comida para no sentirme culpable.

-Es un lindo detalle –susurró ella con sinceridad. Su corazón se derretía cada vez más con estas atenciones que el guitarrista tenía para con ella.

Cuando Rose llegó, no pudo dar crédito a lo que sus ojos veían, su amiga no solo estaba con Richard, sino que ambos reían y charlaban como si nunca hubiese existido algún conflicto entre ellos. Prefirió dar media vuelta y alejarse antes de ser descubierta.

-¡Hey, Rosie! No te vayas –Richie se levantó de su asiento y se acercó a ella para saludarla- Es bueno verte después de tanto tiempo.

-Lo siento. No pensé que estaban juntos aquí.

Ari se puso de pie y se acercó a su amiga también. La tomó del brazo y la hizo entrar.

-No seas tonta. Estábamos hablando del trabajo y de repente terminamos hablando de los días de escuela. Supongo que se nos fue el tiempo –dijo la rubia.

-Es verdad. Yo si voy a marcharme. Nos vemos más tarde, Ari. Rose, fue un gusto verte bien.

Él se fue antes de que ella pudiera decirle que no era una buena idea verse luego.

-Aww. Mira la tonta sonrisa que tienes en tu cara –acusó divertida a su amiga.

Arianna estaba cansada de reprimirse. Simplemente negó con la cabeza y su sonrisa se hizo más grande. Finalmente le relató a los acontecimientos de la noche anterior a su compañera.

-... y ahora no sé. No puedo quitarlo de mi cabeza. El tiempo pasó y él sigue siendo el mismo hombre al que le entregué mi corazón. Más maduro, más responsable, pero su esencia sigue siendo la misma.

-¿Y Alex? ¿Ya tomaste una decisión?

-Sí. Lo citaré para hablar esta noche y le diré que lo nuestro no puede continuar.

-¿Vas a regresar con Richie?

Tras un largo silencio, Ari respondió.

-No es tan simple. Su vida es muy complicada y yo tengo mis propios proyectos aquí. Además... ¿y si vuelve a arrepentirse?

Rose no insistió. Su amiga se había sincerado demasiado por un día. Podía cederle la batalla esta vez. Luego de eso, simplemente se limitó a acompañarla a hacer unas compras y a distraerla con historias de las locas exigencias que tenían algunas de sus clientas.

A las 21:00 en punto llamaron a su puerta. Ari apagó la estufa, la comida estaba hecha justo a tiempo, y fue a recibir a su invitado.

Alex entró apenado y apenas la saludó con un escueto beso en la mejilla. La chica se apiadó de él y lo invitó al comedor donde la mesa ya estaba lista. Al verlo en ese estado, gran parte del enojo que ella sentía se había evaporado. Apenas habían charlado un poco de temas triviales cuando Arianna prefirió no retrasar más el asunto.

-Cuando te llamé te dije que necesitaba hablar contigo- Soltó la rubia mientras servía la cena en los platos- No creo que esto esté funcionando. Hoy cuando...

La chica fue interrumpida por el sonido de la vajilla al estrellarse contra el suelo. Cuando levantó la mirada, anonadada, se encontró con el rostro furioso de Alex a escasos centímetros del suyo. Entonces comprendió que fue muy mala idea encontrarse a solas con él en su casa.


Every road leads home to you (Richie Sambora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora