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  Tres meses después la escuela colgó un elegante cartel en donde se ponían todos los anuncios importantes.

  "Corso d'estate in Italia" leía en letras azules. "Per una vacanza educativa che mai dimenticheraí!" 

—Quiero ir—había anunciado Phil apenas leer el anuncio, sabía hablar Alemán e Inglés pero no Italiano—. En Italia hay mares, ¿no? Hay que ir.

  Dan ya se había acostumbrado a los cursos de verano anuales de la escuela. Era simple, si querías ir pagabas cierta cantidad por unas semanas en otro país, aprendiendo otra cultura y viajando a diversas partes para aprender todo lo que pudieras. Un pro era el salir a conocer un mundo distinto y poder quedarte en lugares importantes como hoteles o colegios con personas de alrededor del mundo que pagaban por la misma experiencia que tú. Una contra es que estabas sujeto a la escuela, así que si había programas educativos o clases de intermedio debías tomarlas. 

  Eran unas por otras, supuso el castaño.

—Ni siquiera sé si tenemos lo suficiente para pagar dos boletos—dijo, haciendo cuentas mentales. Si él y Phil empezaban a ahorrar tal vez tendrían el dinero para antes del año escolar, pero estas cosas había que pagarlas por adelantado.

—Yo puedo pagar los cuatro—nadie sabía qué hacía Chris en su tiempo libre, de dónde sacaba tanto dinero o qué pedo pero nadie lo cuestionaba tampoco. Les había ayudado a Dan y Phil a pagar el enganche de su departamento y le había regalado una casa en Manchester a PJ por su cumpleaños.

—Yo puedo pagar el mío—PJ trabajaba medio tiempo en Subway pero también hacía comisiones en internet y ganaba más dinero por dibujar que por hacer sándwiches, por qué no dejaba Subway nadie sabía—. Aunque no me interesa mucho ir, no con la escuela, al menos.

  Phil estaba haciendo pucheros.

—Es cierto—dijo Dan, antes de que su novio pudiera decir algo—. Si vamos a Italia preferiría a) no ir con un grupo de personas que ya veo todo el año y b) no tener que tomar clases mandatorias para todo.

—Podría pagarnos a todos un viaje de imprevisto cuando haya tiempo—sugirió Chris, encogiéndose de hombros—. No queda tan lejos, realmente, y tendríamos más libertad de andar por ahí que con la escuela.

  Phil rodó los ojos.

—Bien—decidió, ojos celestes brillando—. Pero vamos a ir todos, y me van acompañar a nadar, sin peros.

  PJ se encogió de hombros.

—Mientras haya internet, yo no tengo problemas.

  Dan pensaba lo mismo.

Ahógame.  » Dan Howell / Phil Lester «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora