Decenas de parejas bailaban y reían en medio de la pista de baile. La noche se sentía joven y, sin embargo Evie se encontraba fuera de la gran fiesta, mirando hacia el cielo nocturno. No es que no quisiera estar con los demás. Cualquier tiempo que pasaba con sus amigos era precioso, pero necesitaba un momento para sí misma.Le dolían los pies, Harry apenas le permitía descansar una vez que llegaron. Una sonrisa llegó a sus labios mientras pensaba en el hombre amante del mar. Es curioso cómo la vida siguió sorprendiéndola. Cuatro años atrás se habría reído ante cualquier persona que le hubiera dicho que estaría en una relación totalmente comprometida con Harry Hook. El pirata no había sido más que una espina en su costado desde el primer día que los perdonaron y les permitieron estar en Auradon.
Sus primeros meses en Auradón habían sido un infierno. Uma y Gil se habían asimilado lo suficiente a sus nuevas vidas, pero Harry era otra historia. Había sido mucho más feroz comparado con sus amigos. Habían transcurrido sólo dos semanas antes de que se hablara de devolver al adolescente a la Isla.
—Muy peligroso—murmuró el Hada Madrina.
—Matará a alguien si lo deja a solas—declaró el ex-rey.
Pero Ben, el dulce rey Ben, no lo temía. Escuchaba cada palabra que se decía, tomaba todas en consideración, pero él no era alguien para darse por vencido. Tenía fe y un plan. Había llamado la tutoría, pero todo el mundo sabía que no era más que un trabajo de niñera glorificado. Un trabajo que en última instancia había encontrado el camino en las manos de Evie.
—Mal y yo tenemos deberes reales—añadió sonriendo con disculpa—, Jay preferiría morderse el cuello. Carlos ya se negó. Lonnie tiene sus propios deberes y Jane está muy asustada de manejarlo, y el Hada Madrina ni siquiera está de acuerdo.
Ella había tratado de protestar, pero no había nadie más que ofrecer como sustituto. Al final, ella había sido la última esperanza de Ben y ella cedió. Decir que su aventura juntos sólo tenía unos cuantos baches fue el mayor eufemismo. Harry había sido hostil. Rápidamente se enteró de Evie no iba a tratar con la mala actitud que siguió lanzándole. En vez de eso, le obligó a concentrarse en sus estudios y a tratar de evitar tantos problemas como fuera posible. Si su temperamento lo superaba, no era por encima de ella que lo amenazara con palabras dulces y violentamente entrelazadas.
Harry parecía olvidar que era de la Isla. La magia estaba prohibida pero había muchas maneras de envenenar a una persona sin el uso de un libro de hechizos mágicos. Todavía recordaba el más rápido destello de miedo que había aparecido en sus ojos azules del océano mientras ella calmadamente entregaba la amenaza. La sonrisa que vino a sus labios un segundo después guardó un silencioso respeto. Todas las sesiones que siguieron trajeron el más mínimo de cambios a su relación.
—Ahí estás, Azul. ¡Te encontré!—Gritó una voz detrás de ella. Evie saltó a pesar de reconocer la voz de Uma, su corazón amenazaba con salir de su pecho, la había asustado.
Frunció el ceño e intentó dar la vuelta. Su acción se detuvo ante un par de manos fuertes. Sólo distinguió el sonido de la risa de Mal mientras su visión se oscurecía, un vendaje atado firmemente había sido puesto sobre sus ojos.
—¿Qué es ...?—preguntó ella—Uma, ¿qué estás haciendo?
—Tenemos una sorpresa para ti, princesa—casi puso oír la sonrisa en la voz de Uma—así que relájate y déjanos llevarte.
—Cuando Harry descubra... —una mordaza fue puesta sobre su boca antes de terminar de hablar, sus palabras ni siquiera se entendían.
Oh, Uma y quien la estaba ayudando iban a pagar por esto.
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Descendientes | One shorts
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