-No la toque pobrecita que del susto se le caen las tetas. No la toquen, pasen y vean.
El viejo respiraba fuerte porque no le alcanzaba todo el espacio del mundo para acortar su existencia. Entonces, la seguía.
-La Batato, carne de perros de jauría. La Batato, sin zapatos, sin bombacha, sin comida.
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Relatos de una hembra
PoesíaParida en el horror, se escapa de la realidad para siempre y emprende una búsqueda desesperada por la identidad, el cuerpo, la dignidad y el amor.