❝Recuerdos❞ |Bon x Bonnie|

03: Escenarios del pasado.

Poco fue lo que le duró la determinación de hacer todo lo posible para volver a ser lo que era antes.

Había transcurrido poco más de dos semanas desde que vivía en casa de Fox y Chica, y en ese pequeño lapso de tiempo, había aprendido cierta cosas.
     Para empezar, la dinámica allí era un tanto... singular. Pues ellos conformaban una familia algo ruidosa y desordenada que nunca parecía detenerse.
     La joven pareja tenía una pequeña hija de al rededor de cuatro años de edad, la cual, por lo visto, jamás se cansaba de ir de un lado a otro, logrando que, al que le tocara cuidarla, siempre terminará exasperandose. Sus padres se turnaban en cuidado algunas veces, otras más llegaba alguien a hacerlo. Bonnie no podía evitar sentirse mal, pues uno de ellos tenía que, además de cuidar de su niña, ir a trabajar y realizar los quehaceres diarios, se le sumaba tener que llevarlo al médico y a sus constantes citas con otros especialistas. Sabía que era un carga apesar de que sus amigos siempre afirmaran lo contrario. Cada vez lucían más exhaustos al final del día, pero nunca se quejaban y mantenían una sonrisa por sobre todo. Él siempre se preguntaba cómo tenían la fuerza de voluntad para hacer eso.

De Bon no había vuelto a saber en todo ese tiempo y no sabía que pensar al respecto. Es decir, no lo extrañaba, pero le resultaba confuso. Claro que eran muchas las veces en las que Ann se empeñaba en hablar de él con cualquier absurdo pretexto a pesar de que, a causa de eso, terminaba teniendo riñas con el pelirrojo por "hablar de más".

Así estaba su vida por el momento, y, la verdad es que ya estaba harto de todo eso. Cansado de las constantes visitas a consultorios médicos y de las pastillas cada determinado tiempo. Y de qué, aún así, él no sintiera progreso alguno a pesar de que los demás le dijesen que avanzaba muy bien.
      Fue una de esas veces en las que en las que tenía programada una de esas odiosas sesiones con el psicólogo cuando la paciencia pareció terminarsele. Pretendiendo huir, por lo menos por un momento, de esa rutina a la cual figuraba ser prisionero, fue como salió de casa sin avisar a nadie, sin ningún destino en mente y con el único propósito de alejarse de ese ambiente, pues sentía que explotaría en cualquier momento si continuaba un segundo más allí.

Huyó.

De casa, de sus citas. Y hubiera huido de si mismo si le fuera posible. Huyó, de todos, incluidos sus amigos a quienes no les tomo más que simples minutos antes de percatarse de su ausencia.
     La rubia fue la primera en entrar en pánico, y, aunque Fox demostró mayor madurez, la verdad es que ninguno de los dos sabía cómo proseguir. El primer impulso de ambos consistió en llamar a Bon, con la esperanza de que él les dijera como actuar al respecto. No obstante, se vieron en la necesidad de intervenir por cuenta propia puesto que ninguna de sus llamadas fue atendida, cuando, en otras ocasiones, no pasaban ni dos segundos antes de oírlo al otro lado de la línea. El pavor comenzó a consumirlos, el simple hecho de pensar en Bonnie andando por esas desconocidas calles sin ninguna compañía era algo grave para alterarse.
     La pareja pasó toda la hora siguiente buscando por los alrededores y tratando, de forma inútil, de ponerse en contacto con el Smith. Inclusive le habían pedido ayuda a otras personas para poder encontrarlo. Sin embargo, nada parecía tener éxito. No fue sino hasta que un preocupado Bon atendió, al fin, una de las tantas llamabas entrantes que comenzaron a tener esperanza. Le habían explicado la situación y aunque, claro, parecía consternado, no perdió los estribillos y continuó expectante al relato. Cómo sí, en el fondo, ya se hubiese esperado que algo así sucedería tarde o temprano.

—Creo..., creo tener una idea de dónde puede estar—dijo, antes de colgar y prender marcha rumbo al lugar que tenía en mente. Esperando, desde lo más profundo de su ser, estar en lo correcto.
     Estaba asustado, ¡desde luego! Pero mantenía su serenidad por el simple hecho de confiar plenamente en que conocía a la perfección a su esposo como para deducir su estadía.