❝Recuerdos❞ |Bon x Bonnie|

05: Reflejos distorsionados.

Observó por cuarta ocasión su plato lleno de vegetales y esbozó una mueca. La rubia que lo acompañaba soltó una breve carcajada ante el comportamiento tan infantil que el esposo de su mejor amigo adoptó: sabía que él ya estaba cansado de los constantes y repetitivos cuidados con los que lo habían llenado desde un par de días atrás y que, en el fondo, detestaba estar siendo tratado como un niño pequeño. No obstante, su comportamiento no demostraba ser muy maduro de cualquier forma.

—¿Por qué tengo que comer esto?—preguntó de forma retórica, Joy volvió a reír y negó con desaprobación.

—Vamos, ¡Está delicioso!—Bonnie la observó y enarcó una ceja, cuestionandola en silencio—Bien, lo sé, quizá no sea un festín. ¡Pero solo es una comida temporal! En cuanto termines de recuperarte podrás comer lo que se te antoje—su contrario murmuró por lo bajo, irritado. No obstante, terminó por resignarse y comer el contenido de su plato, no sin cierto disgusto de por medio. La ojiazul sonrió, satisfecha.
     Ella había estado allí desde muy temprano, haciéndole compañía, pues habían descubierto que el hombre de hebras moradas se la pasaba bien estado ella en presencia. ¡Y como no! Si el hombre parecía tener un total flechazo con esa mujer.

Joy y Bonnie nunca fueron grandes amigos. Si, es verdad que habían establecido una pequeña amistad con el pasar de los años, no obstante, no era algo del otro mundo puesto que solo se debía a que Bon siempre estuvo enamorado de aquel chico de hebras moradas que le había vencido en un duelo de guitarras. Y, para cuando se hicieron novios, él y ella ya se conocían bastante. Es decir que, sí tenían alguna clase de relación, era únicamente porque el hombre de piel morena estaba de por medio.
      Sin embargo, tras descubrir que la amnesia se había cobrado todos sus recuerdos en lo que a su esposo respectaba y que su presencia no era bien recibida, el hombre de orbes esmeraldas se vio en el deseo de pedirle a la mujer, que era su mejor amiga de toda la vida, que estuviera para él brindándole todo el apoyo que le hubiese gustado darle en persona. Petición a la cual la rubia aceptó enseguida, puesto que la amistad y el cariño que sentía hacía ese hombre de hebras turquesas era sumamente destacable.

—No se supone que lo haga—dijo cuando la comida de Bonnie había terminado—. Pero, no creo que uno sea realmente malo—apenas terminó de hablar cuando sacó de su bolso un pequeño postre que hizo entusiasmar al hombre—. Será nuestro secreto, ¿De acuerdo?—preguntó, risueña mientras le tendía el pudín a su amigo, quién lo aceptó gustoso.

—¡Muchas gracias, Joy!—chilló— ¡Me encanta esto!

—Si, Bon parece conocer muy bien tus gustos—los ojos magentas de su acompañante derramaron sorpresa, parecía detener en seco todas sus acciones. Cuando volvió su mirada hacia ella con estupefacción Joy rió—. Él me pidió que no te lo dijera, pero... no me parece bien ganarme el crédito de tu felicidad. Siempre fue su idea, ¿Sabes? Desde un principio siempre me ha dicho como debo tratarte, o que regalarte de vez en cuando. La clase de chistes que te hacen reír o lo que consigue ayudarte cuando pasas un mal momento—. Una de las muchas virtudes que la chica tenía era el hecho de que era muy perceptiva: no había tardado en notar la peculiar fascinación que Bonnie tenía con ella. Pero, del mismo modo, sabía que realmente no era ella lo que atrapaba al esposo de su mejor amigo, sino el trato que le brindaba que estaba solo porque Bon le daba indicaciones muy precisas de qué decir o cómo actuar. De forma inconciente, el hombre solo estaba reflejando el amor que sentía hacía el Smith mediante ella, pues no se había dado la oportunidad de volver a conocerlo a él.

Lo que Bonnie creía sentir solo era un reflejo distorsionado de lo que realmente sentía.

—Lo que quiero decir decir es que...—dudó sus palabras al ver la actitud de su amigo, pero continuó tras unos segundos de pensar lo que diría—que realmente es a Bon a quien deberías agradecer. Pues siempre ha sido él actuado a través de mi.