Y ahí se encontraba una vez más.
De espaldas contra el estante de libros del instituto, aferrándose al castaño, gimiendo lo más bajo que su excitado cuerpo siendo embestido le permitía.
—I-idiota... M-mh... Ve lento... — Pidió, con su grave voz, teniendo más ánimos de ordenarle al joven que lo tenía estampado contra aquel mueble, haciéndolo crujir y los pocos libros que había en éste moverse.
—Pero, dirigente... Hace unos segundos me pedías por más... — Susurró con voz burlona contra el oído del greñudo para después morder suavemente el lóbulo de la oreja adversa, teniendo entre sus dientes el largo arete del chico, sonriendo con malicia aumentando la velocidad de sus estocadas mientras soltaba dicho objeto sólo para dejar que bailara colgando de la oreja del mayor al ritmo que él le demandaba.
El castaño platinado, ante aquel par de acciones, no pudo evitar el escape de un sonoro gemido de sus labios que, tras ser emitido, inmediatamente lo llevó a encajar sus dientes en el cuello ajeno, ahogando los que se acumulaban en su garganta– sin desaprovechar la fabulosa oportunidad de cobrar venganza por haber sido ignorado– sacando un quejido por parte del menor, el cual ignoró y mantuvo la presión contra esa sensible piel, dejando una pequeña marca.
—TaeHyung... Duele.
—Eso te sacas por... Ah... ¡Ah..!
—Atiné, ahí te gusta, ¿mnh?
—J-JungKook...
—Mierda...— Las embestidas de JungKook perduraron un par de minutos más, alcanzando el deseado clímax para ambos.
Desenredó las piernas de TaeHyung de su cintura para cuidadosamente dejarlo sobre sus propios pies y así acomodarse el pantalón, acción que imitó el otro.
—Eres un maldito idiota... — Musitaba un sonrojado y jadeante TaeHyung que arreglaba su corbata y miraba al otro que parecía divertido ante sus palabras.
—Vamos... Sé que te gusta duro— Se excusó, con una traviesa sonrisa que adornaba sus labios, acercándose al mayor para quitar aquellos largos mechones que cubrían la –un tanto sudada– frente de éste y depositando un casto beso en sus labios.
—...cállate— Pidió el chico continuando con la tarea de peinar su melena hasta que se viera arreglado, decente; como el gran dirigente de la asociación de alumnos que era.
—Prometo ser cuidadoso para la próxima.
—Siempre dices lo mismo.
—Igual accedes — Aclaró el joven, cargando su mochila junto con TaeHyung saliendo de la bodega de la librería de su escuela.
—No puedo entender el por qué estoy haciendo esto...— Susurraba TaeHyung para sí mismo en lo que caminaban ya por uno de los pasillos, ignorando el hecho de que JungKook podía escucharle.
—Deja de llorar.
—Debo ir a clases.
—Nos vemos en el descanso, princesa, ten un lindo día— Y sin más, el menor se dirigió a su aula, no sin antes dar una sórdida –pero discreta– caricia en el culo del mayor, sonrojándole una vez más.
—Te odio, Jeon JungKook... — Carraspeó antes de abrir la puerta de su salón. Entró por fin, con una imagen impecable aunada a una tenue sonrisa, de cualquier forma su greña siempre luciría espectacular aunque estuviese un poco alborotada.
«Imbécil...»