Era un pesado miércoles.
Aunque en realidad para JungKook no existían días pesados en la escuela, ¿de qué se preocupaba? Jamás entraba a clases.
Y se encontraba ahí, en el baño de varones, dándole la última calada al primer cigarrillo del día.
Para él era sensacional estar en una nueva escuela, y lo mejor era que no le seguían a cada lugar que iba como en Busan, pero inclusive eso comenzaba a tornarse un tanto aburrido.
No había con quién jugar.
Entonces recordó al fastidioso dirigente, sonriendo al recordar su cara de fastidio.
—Realmente... No me has molestado, qué obediente — Susurró para sí mismo tras soltar una leve risa.
🚬
Cuando pierdes tu tiempo haciendo nada productivo, el día pasa volando.
Ya era el sexto período y JungKook solo entró a esa clase; filosofía. Era la única materia del agrado del menor a parte de taller, ya que la profesora siempre salía entre clases y dejaba trabajos más sencillos que la tabla del uno en su ausencia. Para el séptimo módulo, se enteró de que el profesor de Habilidades no había asistido, así que estuvo alegre. De cualquier forma se saltaría la última clase, pero sin el profesor se sentía menos culpable de su irresponsabilidad, porque sí; JungKook tenía sentimientos humanos, también se preocupaba, aunque no lo suficiente.
Salió del aula dispuesto a dirigirse al baño, no fumaba desde la mañana así que realmente necesitaba ése cigarro, pero se vio interrumpido por una voz femenina.
—Jeon, Jeon, por favor, ven, necesito que me ayudes en algo— Pidió la orientadora, por lo que JungKook se vio obligado a mostrar su carita de niño bueno e inocente, porque aunque fuera un desastre, no se dejaría descubrir por los superiores.
—¿Qué necesita de mí~?
«Asqueroso acentito Kookie, suenas como niña.»
—Es rápido, verás, al inicio de clases les di una hoja a los de primer año para que la llenaran con sus datos, pero como llegaste después no pude dártela, ¡me urge que llenes la tuya! Si hay algo que no sepas contestar, le puedes preguntar a TaeHyung, ¿lo conoces?
«Sí, el virgen que se emociona por un pequeño beso.»
—¿El dirigente? Claro, lo buscaré luego si necesito algo.
—¡Gracias JungKook! Mira, aquí tienes el papel, me lo puedes dar hasta dentro de dos días, ¿sí? Ahora debo ir a dirección, ¡nos vemos!— Se despidió aquella mujer tan delgada, alta y blanca, con el cabello más largo y grueso que alguna vez había visto.
Sin lugar a dudas las mujeres son demasiado hermosas en Seúl.
Miró el papel, examinándolo mientras hacía una mueca.
Definitivamente necesitaría ayuda del dirigente. Y por alguna razón, pensar en verlo de nuevo resultaba un tanto emocionante.
Se concentró tanto en aquello que se olvidó de ir a fumar.👿
JungKook siempre buscaba la forma de salir lo más pronto posible del colegio, pero aquel día fue la excepción.