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TaeHyung no durmió.

Desde lo que sucedió con su padre se mataba estudiando hasta altas horas de la madrugada, y es que cuando eso pasaba, ya nadie se fijaba en el aspecto del radiante y perfecto dirigente de la sociedad de alumnos. Por arte de magia nadie notaba aquellas enormes ojeras que adornaban sus ojos, el cabello más descuidado de lo normal, sus labios resecos y su uniforme con una que otra arruga.

El único que se percataba de ello era JiMin, pero por más que le preguntara a su amigo cómo se encontraba, éste se negaba a darle más información, "No he tenido buenos días", es lo que se limita a contestar.

Ya era el quinto módulo, faltaba poco para terminar las clases, TaeHyung tenía la vista perdida en el cuaderno, ya había resuelto el problema de química desde hace diez minutos, pero su mente no se encontraba consigo en aquel aula.

Divagaba en aquel recuerdo.

Su padre jamás había llegado tan lejos, con suerte le golpeaba o pellizcaba hasta dejarle una fea marca que se quitase con el tiempo.

Pero definitivamente la marca que TaeHyung cargaba ahora, era mental.

«¿Por qué hiciste eso..?»

Los pensamientos del greñudo se vieron interrumpidos por el profesor, quien le avisó que le buscaban en la puerta del aula, ni siquiera había escuchado las veces que su nombre había sido llamado. Sin cambiar su expresión, fue a la puerta, encontrándose con una de las orientadoras de los primeros años, ella solo le entregó una constancia del comportamiento de sus grupos encargados.

Al regresar a su lugar, pudo entrar en sí, al menos más que antes. Entregó el problema unos minutos antes de que terminase la clase, siendo el único con el resultado correcto.

El profesor salió, y JiMin estaba en su lugar, pegado al celular con una sonrisa de chiquilla enamorada.

Agradecía internamente a ese tal YoonGi de que distrajera a su amigo, no le gustaba ser malo con él.

La necesidad de pensar en otra cosa invadió su ser, así que tomó las hojas del reporte de los de primero que la orientadora le había dado y comenzó a leerla. Inconscientemente buscando un apellido.

«C... E... I... J... J... Jung, no... J... J... ¿K?»

Releyó aquellas hojas, percatándose de que un nombre hacía falta.

«¿Dónde está Jeon JungKook

—Clase, buena tarde, ¿cómo están?

📝

Pasaron alrededor de cuarenta minutos desde que el timbre había sonado, indicando la salida.

TaeHyung estaba en la oficina de delegados, donde revisaba los papeles pendientes, terminando su labios dentro de cinco minutos más.

JiMin se había ido temprano aquel día, y aunque siguió al greñudo para insistir en que le contase el por qué su actitud, TaeHyung siguió cerrado como tumba, desesperando a su amigo.

«"Cuando te sientas listo para hablar, no dudes en hablarme, por si recuerdas soy tu mejor amigo".»

Definitivamente le daría una explicación a su amigo, pero no diría exactamente qué pasó, conociendo a JiMin, sería capaz de buscar a su padre y molerlo a golpes.

No quería que JiMin tuviese problemas, y menos que su padre se atreviera a hacerle algo.

Tras guardar sus pertenencias y cerrar con llave la oficina, se dirigió a la salida de la institución, la tarde no era fría como los últimos días, y notar el cielo tornado de naranjos y la brisa hacer reír a los árboles era espectacular.

Claro que aquel hermoso paisaje prontamente se vio perturbado al notar TaeHyung a unos ruidosos chicos, se veían más grandes que él, portando su mismo uniforme.

«"Los de último año han estado haciendo escándalo en la hora de salida".»

TaeHyung frunció el ceño, entrando en dirigente estricto mode on.

Recuerda la inestabilidad en su hogar, aquella que nunca podría controlar.

No iba a permitir que su preciado colegio corriera la misma suerte.

No sería débil.

—Disculpen, buenas tardes, ahm, ha pasado una hora desde que el plantel cerró sus puertas a los alumnos que no tienen cargos extras, ustedes no tienen nada qué hacer aquí, ¿cierto? —Dijo firmemente el greñudo, acercándose a la bolita de estudiantes que reía escandalosamente hasta que apareció.

—Pff, y tú qué, eres de segundo, ¿quién te has creído que eres para hablarnos así?

—Soy el dirigente principal del plantel, así que les pido amablemente que abandonen las instalaciones ya.

—Oye, mocoso, no deberías hablarle así a tu hyung... —Los jóvenes que acompañaban a aquel chico alto, de voz gruesa y hoyuelos reían ante las palabras de su aparente líder. Se acercó a TaeHyung, pero éste no retrocedió y mantuvo la mirada en alto, enfrentando al insubordinado.

—Nos quedaremos el rato que queramos— Sentenció, empujando a TaeHyung logrando tirarlo al suelo, los observadores reían ante la situación, y el greñudo sentía la impotencia.

«No... Aquí no...»

El joven se levantó y limpió su uniforme, nuevamente acercándose al más alto, impacientándolo.

—Eres persistente, ¿eh? —Bufó con sorna, tomando al menor del cuello de su camisa, levantándolo apenas un poco del suelo, alzando su puño para golpearlo.

TaeHyung cerró fuertemente los ojos esperando el golpe, más éste nunca llegó; un segundo después fue soltado rápidamente así que se atrevió a abrir los ojos, atónito a lo que presenciaba.

«¿JungKook?»

—¿Q-qué estás haciendo?

—No sabía que te gustaba tanto meterte en problemas con quien no debes, dirigente.

Our secret; kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora