Dos semanas.
Dos fastidiosas semanas habían transcurrido desde que JungKook había pisado aquel sagrado plantel, el lugar de tanta felicidad para TaeHyung se había convertido en una pesadilla con aquel castaño. A cada rato recibía reporte de los profesores de que el joven faltaba a clase o llegaba tarde, siempre desprendiendo un aroma a cigarro u otra sustancia dañina, y él como encargado de la sociedad escolar, tenía que asegurarse de 'orientar' a aquella alma perdida.
—Estoy harto, ¿por qué todos dicen que pronto se irá acoplando? Los profesores son demasiado blandos con él, ¡esto debería ser informado a dirección! —Se quejaba el greñudo en compañía de su mejor amigo después de la junta con los otros dirigentes de la sociedad escolar, y aunque TaeHyung derrochaba enojo puro, su amigo simplemente suspiraba pesadamente al escucharlo.
Definitivamente TaeHyung necesitaba relajarse.—No dejes que tenga tanto control sobre ti, dices que lo único que te importa es el bienestar de la escuela, pero creo yo que más bien te centras en que JungKook no se haga notar en la escuela, ¿no hablaron de algún otro problema en la junta?
—Bueno... Mencionaron que los de último año estaban haciendo mucho escándalo en la salida...
—Ahí está, ¿lo ves? Deja en paz a JungKook, tal vez, realmente sólo deba pasar un tiempo para que se mantenga al margen, no quiero que te estreses de más... —Musitó lo último el rubio, mirando a su amigo con cierta preocupación en sus ojos.
Cuando TaeHyung se estresaba en demasía aquello resultaba un problema de salud, tanto que la última vez éste terminó en el hospital debido a tantas cosas que atormentaban su cabeza. El de piel canela suspiró ligeramente, sabía que su amigo tenía razón.
Ahora lo único era tomarlo con más calma.
Inclusive si eso le costaba más de lo que cualquier otro entendería.
Finalmente las clases habían terminado, afortunadamente para JiMin, su amigo pasó el día de lo más tranquilo posible, ambos fueron los únicos en entregar todos los problemas de matemáticas y realmente no llevaban mucha tarea, y aunque TaeHyung recibió uno que otro reporte de JungKook, en ningún momento se vio afectado su humor, así que JiMin se sentía feliz.
—Oye, TaeTae, ¿quieres ir a mi casa? —Ofreció el más bajo, sonriendo ampliamente a su amigo.
—No suena nada mal, me encantaría —Aceptó el greñudo, devolviéndole la sonrisa, ahora que ambos estudiantes caminaban fuera del plantel, se dirigieron a la casa del rubio.
🍃
TaeHyung sacó las llaves de su casa, suspirando pesadamente al mirar la puerta; cada que la veía, podía sentir desde el primer escalón la pesada energía que esta emitía.
Siempre procuraba llegar lo más tarde a casa, cuando su padre no se encontraba y su madre yacía dormida, pero aquel día no pudo ser posible debido a que la mamá de JiMin tenía planes con él aquella tarde, por lo que el moreno no tuvo de otra más que irse de allí. Pero no se rindió, había buscado algún otro lado donde pasar la tarde, en la biblioteca, la plaza, el parque, pero hacía un frío infernal como para quedarse en alguno de esos lugares sin pescar un resfriado, y tener que quedarse en casa a reposar definitivamente era una opción descartada en su totalidad por TaeHyung.
«Bueno... aquí voy.»
TaeHyung abre la puerta y entra a casa, sintiendo el silencio darle la bienvenida, lo cual le dio la pequeña esperanza de que nadie se encontraba en casa.
—¿Por qué llegas tan tarde?
Desafortunadamente, erró en su pensar, sintió su cuerpo tensarse, al oír la voz de su padre.
Al percibir el jodido aroma a cigarro.
«Como si realmente te importara»
— Fui a casa de un compañero, a hacer tarea.
—Ya, y, ¿quién te dio permiso de ir?
«Seguramente mamá, pedazo de idiota»
—Yo... Fui sin pedir permiso.
—Mm...
«Ya vete, déjame»
—TaeHyung... préstame tu brazo.
«No, por favor... Detente...»
—P-papá...
—Ahora.
Los labios de TaeHyung temblaban, estaba asustado, ya sabía lo que le esperaba. Arrimó su manga hasta el codo, y le extendió con inseguridad el brazo, su padre tiró de este sin ningún cuidado.
Aquel hombre tomó con su mano libre su cigarro, no sin antes darle una última calada.
TaeHyung estaba aterrado, al mirar cómo su padre acercaba la parte encendida del artefacto a su piel.
—¿¡Q-qué estás haciendo!?, ¡detente!
—Has sido un mal chico, Tae.
—¡¡PAPÁ!!— TaeHyung intentaba zafarse del agarre de su padre al sentir el calor a milímetros de tocar su piel, comenzando a llorar, realmente desesperado aunque las cenizas prendidas no estaban sobre él, ardía la cercanía.
Y al final, su padre lo soltó, TaeHyung cayó al suelo de lo tanto que había intentado alejarse de aquel hombre, se arrastró hacia atrás, mirando con terror al señor Kim que, tras ver el rostro de su hijo, comenzó a carcajearse.
—Vamos, TaeHyung, ¡es una broma! Quita esa cara, me haces parecer loco dejándome riendo solo, ¿no te divertiste? Ay... Bueno, tengo que ir a trabajar ahora, nos vemos —Se despidió dedicándole una última mirada a su hijo, quien aún respiraba agitado.
—No quiero que vuelvas a irte a algún lado sin avisar, adiós— Y sin más el hombre abandonó su casa. El aroma a cigarro perturbaba la mente de TaeHyung, su cuerpo temblaba, su mirada estaba perdida en un punto fijo, dolía sentir las lágrimas nacer de sus orbes.
Definitivamente la escuela era el único refugio para el greñudo, sintiendo aquella institución más cómoda que su propia casa.
Jamás podría llamar a ese espacio amueblado su hogar.