Zelena continuaba sentada en Granny's aún después de la marcha de Snow White incapaz de dejar de sonreír: su plan avanzaba sin ningún problema y era capaz de sentir como su venganza se encontraba cada vez más y más cerca.
Tantos años de espera estaban por llegar a su fin, y las sensaciones para ella eran indescriptibles: la adrenalina fluía por su cuerpo poniéndole los nervios a flor de piel y creándole un nudo en el pecho que le dificultaba respirar.
Pero por mucho que adorase sentirse así, sabía que no podía permitirse distracciones... Necesitaba desahogarse.
¿Quién sabe? Quizás después de todo podría darle un nuevo uso a ese juguete que guardaba en el sótano.
Sonrió y se levantó dispuesta a irse cuando sintió que algo, o mejor dicho, alguien chocaba contra ella derramándole café caliente encima.
"Idiotas" pensó "¿Acaso nadie en este estúpido pueblo mira por dónde va?"
Miró al frente y delante de ella se encontraba una morena de ojos verdes totalmente petrificada ante el estropicio que había causado.
Rápidamente salió de su ensimismamiento y comenzó a disculparse mientras se inclinaba a recoger los pedazos de taza repartidos por el suelo.
- Mierda. Lo siento mucho. Soy una torpe. Perdone - las excusas continuaban saliendo rápidamente por esos labios de tono rojo sangre, pero Zelena no hacía más que observarla con ojo crítico.
"Quizás pueda servir"
La joven se levantó y observó la camisa empapada de la bruja pegándose a su cuerpo, tragó en seco.
Zelena sonrió "si, definitivamente esto sería fácil"
Por fin los ojos de ambas encontraron y la perlirroja comenzó su juego:
- Tanquila, no te preocupes comenzaba a tener frío - trató de bromear
A lo que la mujer le respondió con una pequeña sonrisa - de veras lo siento, soy una torpe. Déjeme invitarla a un café y por supuesto yo pagaré el tinte.
- No se preocupe por lo del tinte, pero estaré encantada de aceptar ese café... siempre y cuando usted se lo tome conmigo claro.
La morena se quedó parada durante unos segundos sin saber muy bien que decir, sopesando la propuesta, y tras unos momentos de silencio finalmente aceptó y la acompañó hasta su mesa.
- ¿Un café entonces? - la bruja río y señalo su camisa empapada.
- En realidad, creo que he tenido demasiado café por hoy.
- Cierto... ¿Y qué le parece una copa?
- Eso es una gran idea
Zelena se acomodó contra el respaldo del banco mientras veía a la joven camarera alejarse... Era alta, quizás un poco menos que ella, pero con esos tacones sus piernas parecían no tener fin; su escasa ropa dejaba a la vista el nacimiento de un culo bien tonificado cubierto por un tanga rojo, y su camiseta exageradamente escotada, permitía entrever la prenda que conjuntaba a dicho tanga.
Apartó la mirada para observar por un momento el estropicio de su camisa, abriendo un botón más y aireándose, pues el calor comenzaba a ser molesto.
Cuando volvió la vista de nuevo hacia la chica, la pilló observándola de la misma manera que ella había hecho tan solo unos momentos antes, y apartar la mirada sonrojada al haber sido descubierta.