Capítulo 2- Princesa Kira.

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Fui de inmediato a la cocina, saque un envase de jugo de soya, lo tome de golpe. Me cepille los dientes y fui a mi recamara para dormir, tal vez necesitaba descansar.

Los rayos de sol, daban en mi cara desperté de inmediato, reaccione enseguida. Salte de la ama para dirigirme al espejo. Mi cabello estaba normal.

Salí de mi recamara para buscar a mi madre pero no la encontraba.

-¡Madre!- no escuchaba en ninguna parte su voz.-¡Madre!

Tal vez había salido a comprar.

-Hola, señorita Nadia- una voz extraña sonaba en mis espaldas.

Gire con los ojos en grandes. Un señor con un traje extravagante de colores primaverales. Era delgado y ojos medianos de color cereza, el cabello ondulado marrón con destellos brillosos.

-¿Quién es usted?- tome un bastón que era de mi abuela.

-Oh eso no son modales para una princesa- me veía de mala manera.

-¿Es un sicópata?, Llamare a la policía- fui corriendo en busca de mi celular.

Estaba llegando por mi recamara hasta que sentí que algo me sostenía del brazo, podía ver como una rama demasiada gruesa con algunas flores con luces en sus pétalos.

Luego me sostuvo del pie derecho por lo cual caí al suelo y mediamente me arrastraba hacia el sujeto.

Agarre una tijera que estaba tirado a un lado de la mesa, e intente de cortar las ramas pero era imposible.

-Lo siento princesa- me miraba apenado- Son órdenes.

De pronto las ramas comenzaron a extenderse cubriendo todo mi cuerpo. Hasta tapar mi vista.

Abrí los ojos, mire por todo mi alrededor no estaba en casa sino en una recamara hermoso púes todo esteba en terciopelo de color anaranjado con amarillo y café, la cama era cómoda y grande.

Me levante para explorar la habitación, enfrente de mi estaba un espejo por lo cual note mi cabello otra vez como en la noche anterior. Agarre un prendedor del tocado y lo amarre en un chongo.

Salí de la habitación. ¡Oh Sorprendente! El lugar se asimilaba al dibujo. Desde pequeña soñaba que estaba en un castillo y cada vez que tenía ese sueño lo dibujaba para después pegarlo en el refrigerador pero nunca creí que existiera o eso es lo que creía.

Parecía un sitio de la realeza, un piso cubierto de tercio pelo, cuadros con personas de una época medieval y sus trajes hermosamente extraños. En la parte de enfrente estaba el cuadro más grande y nuevo, por la frescura de la pintura y el brillo de la madera.
Reflejaba una bellísima mujer con un peinado sencillo, es decir, el pelo suelto y ondulado como el mío con una corona delgada con 4 piedras de color rojo, azul, café y plateado.
Sus ojos eran azules, una piel de porcelana con unas mejillas rosadas y delicadas.
Su cintura era de corcel luciendo un vestido sencillo pero muy elegante y divino.
La mujer parecía una diosa.
A lado de ella estaba un hombre pelirrojo muy apuesto.
Sus ojos avellanas pequeñas pero encantadoras. Llevaba una chaqueta con tonos otoñales.
-Princesa Kira- escuche una dulce voz.
-¿Kira?- dije, quien rayos es.
-Princesa Kira- nuevamente la dulce voz, provenía atrás de dos tronos debajo del cuadro.
Salió una chica rubia, parecía un hada con su tez tan blanca.
Estaba vestida con un sencillo vestido suelto con manga larga adornada de listones brillantes.
Retrocedí espantada al ser descubierta.
Cada vez se acercaba más.
-Lo siento, yo me voy enseguida- dije dando pasos hacia atrás.
-No, no te vallas. Princesa.
Esta chica estaba confundiéndose de seguro.
-De seguro se confunde, me voy no molestare más.
Salí corriendo enseguida del lugar, pero al parecer la chica rubia me seguía. Esto estaba dando miedo.
-Princesa, lo lamento debí de tener más modales.
-Pero de que está hablando- no entendía lo que estaba pasando.
-¿No sabe quién soy?

Princesa del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora