Capítulo 3. Guerrero.

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La noche fue corta, tal vez porque dormí profundamente, me amarre el cabello de nuevo en una coleta alta y salí de la recamara.

-Princesa, prepárese dentro de poco comienza su entrenamiento- dijo una señorita.

Fui directo al comedor se encontraba mi abuela tomando una taza de té de color ¿Azul?

-Siéntate Kira, quiero que este lo más cómoda este día – dio un sorbo. Sus dientes se tornaron azul y después desapareció el color dejándolas blancas. Como si fuera un enjuague mágico.

-¿Qué es lo que está tomando, abuela?

-Es el té, más famoso de este lugar, echa por las delicadas hierbas azules lo cual solo crece una vez al año. ¿Quiere probar?- empuja la taza hasta el otro extremo de la mesa.

Tomo un pequeño sorbo, estaba caliente y el aroma es similar al té que conocía. Le di un pequeño sorbo, a pesar que olía a té sabia diferente, era dulce con un sabor a mora azul y miel.

-Es delicioso- limpie mi boca con la manga de mi vestido.

-¡Esos modales!, señorita necesita clases de una verdadera princesa, dentro de poco será el baile de su bienvenida- a garro la taza y lo golpeó con el cucharón- ¡Pool!, necesito que de asesorías.

Cuando mire a Pool, era el mismo señor de las ramas con flores.

-¡Usted!- apunte a Pool.

-Doncella, perdón por las malas intenciones de aquel día- dio una reverencia. – Dama, agradezco que me deje ser el maestro de esta pequeña, desde el primer día que la vi sabía que necesitaba algo de, arreglos- su acento era fino.

-¿Perdón?- me levante y crucé mis brazos.

-No tiene la culpa de comportarse así, recordemos en que mundo fue enviada- Se asomó mi padre- Por favor, Ería no sea dura con ella, solo es una adolescente.

-Tú no te apiades de ella, es una princesa debe comportarse como tal- dio otro sorbo.

Mi padre se sentó mirando a la abuela con ojos de aflicción. Después el chef se acercó y repartió los platillos.

-Come lo necesario que después empieza tu entrenamiento.

Después del desayuno fui a la recamara, me habían dejado un conjunto de ropa. Una blusa suelta blanca con moños de lado de la mangas y un pantalón ancho café con toques plateados en la parte de abajo dejando combinación con la blusa. Un par de sandalias gruesas y cerradas negras.

Mi hice un chongo alto y me puse una corona de flores que la abuela había regalado.

En la parte trasera del castillo se encontraba mi abuela y un muchacho rubio extremadamente guapo y alto, se parecía a Barín. Enseguida me acomode el cabello, no podía creer que él fuera mi entrenador.

-Él es Igor, el mejor entrenador de magia.

-Un gusto princesa- hizo una reverencia, hasta su voz era suave y musculosa.

-Hola- sonreí jugando los mechones de mi cabello.- Dime mejor Nadia.

-Oh, déjame presentarte a tu guerrero- se fue por unos minutos.

-Princesa, es un milagro que este usted aquí- sonrió Igor. Su sonrisa era atractiva, que hombre tan maravilloso, amo estar en este lugar.

-Oh no, el milagro es ust... digo el milagro es que... es un bonito día- me senté en el césped.

Unos pasos se aproximaban podía escuchar que era de mi abuela y el guerrero. Me levante enseguida del suelo, acomode mi pantalón y fui a lado de Igor.

Princesa del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora