Capitulo 7

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Avancé por el conocido pasillo, paredes de mármol brillante se alzaban ante mí, saludando con la cabeza a los compañeros de trabajo con los que me cruzaba. Finalmente, detuve mis pasos frente a la oficina de Laurie, la enorme puerta de madera oscura ocultaba detrás una habitación intimidante.

Llamo a la puerta y espero su permiso para entrar.

- Pasa. - oigo desde el interior del despacho.

Entro en la habitación a paso delicado y veo a Laurie con manchas de sangre en su cara y camisa. Le veo de pie junto a una bonita chica de pelo corto y castaño, de ojos azules. Es Celeste.

- Ah, mi Peitho. - dice Laurie, sonriendo con sus ojos color ámbar y su rostro dolosamente apuesto. - Espero que tengas mejor información para mí que tu amiga aquí presente. - dice mientras le dirige una mirada de aversión a Celeste. - Levántate, Célio. Y lávate, que no vas a necesitar puntos para eso.

Celeste gimió de dolor en respuesta y se levantó lentamente. Tenía ganas de ayudarla, pero sabía que sería peor para las dos si lo hacía.

- Siéntate, mi Peitho, ¿Cómo le ha ido hoy a mi diosa de la persuasión? - Laurie me ronronea, limpiando sus manos cubiertas de sangre en un pañuelo.

Le brindo la sonrisa más seductora que puedo brindar en esta situación y le doy mi informe:

- Ha acertado, señor. Rodger ha estado malversando dinero de la corona. - Laurie me sonríe ampliamente y enciende un cigarro. Suspiro internamente al saber que me salve del castigo que sufrió Celeste.

- Excelente, me pondré a trabajar ahora mismo. - Laurie se pasa los dedos por el pelo rubio plateado que le llega hasta los hombros. - Sabía que te había dado el nombre correcto cuando te compré.

Se levanta de la silla y se acerca a mí a paso seguro. Se inclina hasta quedar a la altura de mis ojos y me toca algunos mechones de pelo.

- Estoy deseando tenerte para mí solo.

Sus palabras me repugnan y me retuercen el estómago. Le sonrío dulcemente y le doy un beso en la mejilla, aunque nada me gustaría más que cortarle el cuello con el cuchillo que llevo siempre atado al muslo. Su embriagante perfume, demasiado fuerte para mi gusto, invade mis pulmones y aguanto las ganas de toser.

Me inclino ante él y me doy la vuelta para irme, pero me detiene.

- Has sido requerido por George para mañana. - hago una pausa, con la mano abrazando el pomo de la puerta. - Asegúrate de que hable, Peitho. Eres mi favorita, pero ya sabes lo que pasa si me decepcionas.

Trago saliva en silencio antes de darme la vuelta para mirar de nuevo a Laurie.

- Por supuesto, señor, gracias por la oportunidad de serle útil.

Me dedica otra gran sonrisa y finalmente me giro para salir.

Una vez que abro la puerta, me sacan a tirones con fuerza. Estoy encadenado a la pared en una oscura habitación de piedra con sólo la ropa interior puesta. Intento mantener mi respiración controlada, buscando disminuir el dolor puntada de lado que me da en cada respiración. Definitivamente, esta vez me ha roto un par de costillas.

Veo que se abre la puerta frente a mí y veo entrar a Laurie. Lo miro con odio, sin intentar ocultar mi desprecio por el hombre.

- Oh, mi dulce Peitho, me duele ver que me miras así. - me da un fuerte golpe a puño cerrado en un lado de la cara, haciendo que salga sangre de mi boca. Jadeo y toso mientras intento recuperar el aliento. - Me dejaste por ese hombre, ___, y ahora sabes que hay graves consecuencias por desobedecerme. - supe que estaba acabada cuando utilizó mi nombre real en lugar del apodo que me dio.

Una razon para luchar. Levi  x Lectora x Erwin - TRADUCIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora