Perdida en un lugar inospito se encuentra. Camina, camina y camina sin parar. A lo lejos puede ver una casa. Corre hasta ella, llama a la puerta. Un chico le abre. Nada más mirarle a los ojos se derrite. Le invita a pasar, ella entra, le hace sentar en el sillón de su salón. Le trae comida y bebida. Le da las gracias y él solo asiente con la cabeza. Al terminar él se la lleva de allí... Ella no se puede resistir a él, tiene algo que la vuelve como una marioneta.
Las calles están vacías, son los únicos que caminan por ahí, la lleva a un parque, ella se sienta en un columpio, él mientras la amaca. Algo raro pasa, puede notarlo... De repente siente un dolor en la espalda, él a dejado de amacar, la chica se levanta del columpio, se gira a mirarle, tiene su ropa con sangre, ella se toca atrás y ve sangre en su mano, se cae al suelo. Tirada en el suelo ve que se acerca, la coge del brazo y la arrastra, la lleva de nuevo a la casa. Se desmaya por el trayecto y al despertar está en un sótano. Intenta moverse pero no puede. Se mira y ve que tiene unos hilos en los brazos y pies como si fuera una marioneta humana. El chico aparece, él tiene el control, puede moverla como quiera, es su juguete. Se da cuenta que hay más como ella, él como un niño juega con sus juguetes... Sus marionetas.
Ella le suplica que la deje, se acerca a ella, le levanta un brazo, ella hace todo lo que él... Se pone a bailar con ella. La chica llorando no puede hacer nada. Solo quería salir de ese infierno.
¿Qué debía hacer? No podía pensar, tampoco podía apartar su mirada de él. No era amor, algo la llamaba pero no era eso. Aún queriendo dejar de mirar no podía, tenía una atracción que no se podía explicar, pero en un momento algo en ella cambio. Pegó un grito he hizo fuerza para soltarse de los hilos. En el suelo estaba el cuchillo que este le había clavado. Lo cogió y corrió hacia él, tenía la intención de matarlo. Pero él la abrazo, no puedo evitar abrazarle también. Todo lo que este tenía la inmovilizaba, no la dejaba pensar hasta que se dió cuenta que llevaba el cuchillo en la mano. Sin dudarlo... Se lo clavo en la espalda, este cayó gritando al suelo.
Ahora era ella la que tenía las riendas, e hizo lo mismo que él. Soltó a todos lo que estaba ahí y lo ataron a él. El juguete era él, la situación se había volteado. Todos riendo y jugando. El chico la miro llorando, ella le sonrió, lo beso y le apuñaló el pecho.