Alcé la vista al cielo, Pétalos de rosas caían, La gente se preguntaba de donde salían.
No pude evitar coger uno y sentir su aroma de rosas frescas. Era la escena más bonita que había visto, pero algo no iba bien. La gente comenzaba a actuar raro. Empezaron a comerse los unos a los otros, todo de repente se volvió un caos.Yo sentada en un banco contemplaba la escena, no era normal que estuviera tan tranquila mirando aquello, pero no sentía nada en absoluto. Ver a esa gente despellejándose vivía y escuchando sus gritos de sufrimiento solo me causaba risa.
Una carcajada salió de mi y no podía parar. Me levante del banco ya aburrida viendo los cuerpos sin vida, mi estómago rugió y decidí ir a un supermercado.Ya allí, todavía habían algunos de esos engendros llamados humanos comiéndose a otros.
Todavía no lograba entender porque a mi no me pasaba nada, ni me hacían caso. Pase por al lado de uno de ellos. Levantó su mirada. Mis ojos y los suyos se encontraron, tenía una mirada de tristeza y dolor, aunque su rostro no lo demostrara. Soltó un rugido, pero no era un rugido malo, sino que parecía como si estuviera pidiendo ayuda.
Algo que nunca había sentido dentro mio, hizo que tuviera ganas de hacer algo por ese engendro. Le dije que se parase y me siguiera. Podía entenderme, no parecía una amenaza. Cogí de una de las estanterías una tableta de chocolate, la partí en trocitos y le di uno a probar.
Lo cogió, lo olfateó y se lo metió en la boca. Todo su rostro ensangrentado y destrozado le cambio. Parecía que quería sonreír, no le salía muy bien pero eso intentaba, o al menos eso pensaba yo. Comenzó a hacer ruidos extraños, creo que quería hablarme pero no podía vocalizar nada. Yo cogí todo lo que me parecía bien para alimentarme y salí de allí. Me di cuenta de que esa cosa me seguía, no le di importancia y seguí andando tranquila.
Pasaban los días y no se iba, siempre estaba a mi lado. Así que decidí limpiarle la cara y bañarlo en el río. Le di ropa nueva, lo peine... Parecía un chico normal de nuevo. Una vez intento hablarme... Pudo decir su nombre "Tiago".
Desde ese día empezó a decir palabras sueltas hasta que pudo volver a conversar... Se había vuelto normal, se había convertido en mi mejor amigo. Íbamos juntos caminando y nos encontramos con un grupo de esas cosas. Se notaba que estaban agresivos, vinieron corriendo hacía nosotros.
nunca me habían interesado en matarme y ahora que estaba con Tiago todo cambió. Nos dispersamos y en ese mismo momento dejaron de seguirnos. Nos miramos a lo lejos preguntándonos que pasaba... Y nos dimos cuenta....
Cuando se infectaron todos con esos malditos pétalos, empezaron a matarse. Yo creí que no habría cura, pero me di cuenta de que yo era la cura. Esos pétalos infectaban a todos menos a alguien y ese alguien fui yo. Solo una persona podía curar esto, ¿Cómo? Solo tenía que juntarse con uno de ellos y volver a tratarlo como alguien normal... Una vez curado, no pueden estar juntos, ya que la cura es que solo uno puede vivir.
Los infectados al ver dos normales, ira a matar a uno de los dos individuos. Y nosotros nos dimos cuenta de eso... Debíamos dividirnos en distintos caminos para poder salvar a otros y así hacer que todo volviera a ser normal....
La última vez que lo vi fue despidiéndose de mi a lo lejos con su mano levantada. Prometí volvernos a encontrar...