Parte 1

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2009
3er grado.

Que triste es ser una de las niñas más pequeñas de mi sección, a mis nueve años tengo el tamaño como una de siete, intento ser sociable con los chicos pero ellos solo se burlan de mí, hay algunos que hasta me dan empujones, unos inofensivos pero otros más agresivos, tengo miedo de decirle a mis padres, los chicos dicen que si yo les digo a mis padres lo que ellos ne hacen lo único que voy a causar es hacer enojar a mis padres, gastar su valioso tiempoy que ni siquiera me van a creer yo no quiero eso, así que me quedo callada.

Al principio todo empezó como un inocente juego, al pasar de las semanas empezaron a ser un poco más bruscos conmigo, hasta me hacían llorar, le dije a la maestra y ella me dijo que me quedara callada o ella me iba a castigar por ser una boca suelta.

En el aula hay un chico lindo, su nombre es Edward, nunca me habia gustado un niño pero éste es el primero, él al principio ni siquiera me miraba pero después de un tiempo se reía de todo lo malo que me pasaba, hace poco estábamos haciendo un trabajo de manualidades, yo estaba tan concentrada en lo mío que cuando sentí que alguien me tocaba la espalda yo me tensé.

<<Porfavor, que no me hagan nada>>

Ruego para mis adentros, lentamente me volteo y mi sorpresa es que Edward fué quien me llamaba.

-Hey, Angela, mira- dice levantando su mano, entre sus dedos tiene una hoja de papel, ésta tiene forma de pico, Edward lo mueve como si fueran unos labios -Chavala fea, chavala fea...- me dice a mí, algunos compañeros que están cerca empiezan a burlarse de mí y le siguen el juego, mis ojos arden a causa de las lágrimas que se acumulan en éstos.

Edward, el primer chico que me gusta dice que soy fea, esto no es justo.

Mi primer reacción es darle una bofetada, lo hago tan fuerte que todos en la sección voltean a ver hacia nosotros, la mejilla de Edward empieza a ponerse de un color rojo dando a resaltar mis dedos sobre su pálida piel.

-Pero que has hecho, niña estúpida?- me grita la maestra, sus ojos reflejan ira y por acto reflejo me encojo en mi asiento, ella tira bruscamente de mi brazo, toma una regla de madera y me coloca frente a toda la clase.

>> Tú no tienes derecho de tocar a nadie, no eres nadie, te enseñaré a no meterte con tus compañeros, aquí mando yo- dice, mi rostro está surcado de lágrimas, sé que lo que vendrá no es nada bueno, cierro mis ojos esperando a sentir el dolor de la madera sobre mi piernas.

Y éste llega.

Relatos de una chica Acosada #WinterAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora